Soros, 'guru' de las economías emergentes

El gestor de fondos George Soros acaparó como nadie la atención de la prensa internacional en Davos. Lo que este hábil especulador, artífice de la crisis del Sistema Monetario Europeo en 1992, pudiera opinar sobre la crisis mexicana despertaba más interés que la versión que pudiera dar el único alto cargo del Gobierno de Ernesto Zedillo que asistió a este foro económico, el ministro de Comercio e Industria, Herminio Blanco Mendoza. Su popularidad es la mejor muestra del peso que las decisiones de gestores de fondos como Soros tienen en la economía mundial en detrimento de los propios responsables de la política económica.

Antes de que se conociera el paquete de ayuda que la comunidad internacional va a conceder finalmente a México, Soros arremetió duramente contra la miopía de los países occidentales a la hora de dar una respuesta a tiempo a una crisis como la mexicana que amenazaba con contagiarse al resto de los mercados emergentes con unas consecuencias catastróficas. Este húngaro, con intereses en Bosnia, no dudó en comparar la inactividad de EE UU y Europa con el fracaso de los aliados occidentales en la guerra de los Balcanes.

Mientras los mandatarios políticos occidentales, incómodos con dichas críticas, trataban de hacer vacío a este hombre, Soros mantuvo contactos con representantes de empresas de Europa del Este y Rusia, que ven en él a un especie de guru capaz de adelantarles los destinos de su país. La presencia de estos últimos en las reuniones de Davos ha aumentado espectacularmente en los últimos años, al igual que la de los procedentes de otros de países emergentes, especialmente China, India y Latinoamérica. Mientras que para ellos, Davos se ha convertido en una cita obligada, muchos de los antiguos pesos pesados de este foro, los presidentes de multinacionales o grandes bancos europeos, expresaron en los pasillos en esta última reunión que cada vez ven menos aliciente en seguir asistiendo a las mismas,