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Ultimatum de Estados Unidos a China para que deje de piratear productos so pena de fuertes sanciones

Antonio Caño

Estados Unidos y China pueden enzarzarse hoy en una guerra comercial de explosivas consecuencias si, como se espera, Washington impone fuertes sanciones comerciales a ese país asiático como castigo por la reiterada piratería de las mercancías norteamericanas. Un acuerdo de última hora que evite el conflicto era considerado ayer poco probable.El representante de Comercio de Estados Unidos, Mickey Kantor, advirtió ayer que, si China no toma antes de hoy medidas efectivas para proteger la propiedad intelectual de los productos norteamericanos, el Gobierno anunciará "las más fuertes sanciones de la historia". Las autoridades estadounidenses tienen previsto aumentar el 100% los aranceles sobre un conjunto de mercancías chinas de importación por valor de unos 1.000 millones de dólares (131.000 millones de pesetas). Ello colocaría a los productos chinos, que compiten fundamentalmente por sus buenos precios, en una pésima posición en el mercado y amenazaría un área fundamental del crecimiento de la economía china en los últimos. años, el de las exportaciones.

Preguntado sobre si no temía las consecuencias que una medida así podría tener dentro de China, donde se ha abierto un delicado proceso político para la sucesión del líder Deng Xiaoping, Mickey Kantor respondió: "Eso es problema de China.

Nuestro problema son los trabajadores norteamericanos y los empleos en este país".

Estados Unidos asegura que sus exportadores pierden miles de millones de dólares al año de beneficios por la piratería que sistemáticamente hacen los fabricantes chinos, que copian materiales de computadora, discos compactos, videos y productos electrónicos norteamericanos, y los ponen en el mercado, a veces con precios- diez veces inferiores a los de los originales.

Durante las conversaciones que se desarrollaron la semana pasada en Pekín, el Gobierno chino acusó a Estados Unidos de inflexibilidad en el tratamiento de ese problema, y amenazó con responder a cada una de las sanciones norteamericanas. Ello conduciría a una guerra comercial de serias consecuencias.

Para embarcarse en eso, a diferencia de lo que suele ocurrir en los conflictos con Japón, el Gobierno estadounidense parece tener ahora claramente el respaldo de sus empresarios, que están dispuestos a aceptar los riesgos de un conflicto con tal de combatir la piratería. "Nunca he visto un respaldo tan unánime de los empresarios a esta Administración", declaró ayer a Reuter un experto del Instituto de Estrategia Económica. Incluso la industria del: automóvil, que puede ser la que más sufra por las acciones de represalia del Gobierno c1iino, se ha sumado a la posición del resto de los empresarios.

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