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Tribuna:PUNTO DE VISTA
Tribuna
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No como humo

Javier Marías

Cuando algo se manifiesta de manera demasiado aparatosa y chillona, hay que sospechar que, le falta un fondo de seriedad, que puede tratarse de una cortina de humo hará defenderse y distraer o de un bote de humo para atacar y cegar. Es decir, que lo que en verdad importa no es lo que provoca el griterío, sino otra cosa que está detrás.Por extraña que pueda resultar en estos momentos la afirmación, yo tengo cada vez más la sensación de que el asunto de los GAL no va en serio, tampoco esta vez. Quiero decir que no va en serio la cosa en sí y que importan sobre todo sus repercusiones y su onda, expansiva, y que para muchos es fundamental en tanto que arma nada más. Lo cual, dicho sea de paso, es perfectamente lícito y comprensible en batalla tan encarnizada como la que se libra desde hace tiempo en nuestro país. Pero me parece preocupante la posibilidad de que una vez ganado el combate y cumplida su función el arma, ésta sea desactivada y se la envíe al desván. Así lo sugiere la indignación de muchos de los más indignados, que parece de mentirijillas. El partido que seguramente sucederá al que aún gobierna ha dado a entender ya en alguna ocasión que, si éste reconoce sus errores y culpas y muestra su arrepentimiento (y abandona el campo, desde luego), habría generosidad a la hora de exigir responsabilidades en asunto tan peliagudo y capital como la. lucha antiterrorista. Un periódico que. le es afín no ha dejado de recordar, con buen despliegue de fotos paralelas, que así como están en la calle supuestos narcotraficantes y etarras reinsertados, es chocante que estén en prisión individuos que sin duda han luchado contra el terrorismo, también desde la legalidad -no se olvide, vienen a decir, como si no delinquir todo el rato fuera un eximente- Esto en cuanto a la derecha. La presunta izquierda no es menos connivente o ambigua, si se mira bien. Hay quienes dicen que Amedo ha mostrado dignidad porque se ha decidido a hablar. Independientemente de los motivos, que ese antiguo policía haya tenido para cantar, la dignidad nunca le ha venido a nadie -en ningún código, del hampa o no- por traicionar o ser un soplón, y difícilmente puede alcanzar a quien ha sido condenado por cosas mucho más graves que hablar o callar. Un periodista muy televisivo se atrevió a decir una noche en su pantalla que probablemente la mayoría de los españoles apruebe la existencia del GAL y que "se asesine a los asesinos", lo cual fue una buena manera de quitarle hierro a la cuestión y, de paso, insultar intolerablemente a la mayoría de los españoles (cómo osó). En cuanto al dirigente del PSOE gallego llamado Fernández Moreda, se permitió decir, muy ufano, que "el mejor terrorista es el terrorista muerto",y que lo único que cabría reprochar a quien organizase los GAL es que lo hiciera "de forma tan chapucera". Este señor,un apologista del crimen a tenor de estas declaraciones, no ha sido, que yo sepa, destituido inmediatamente de su cargo.

Es difícil creer, por tanto, en la seriedad de quienes acusan o se defienden y niegan. Da la impresión de que a muchos de los más vociferantes en el asunto GAL no les parece muy mal el hecho en sí, sino más bien que lo haya llevado a cabo este Gobierno concreto, al que parecen estar diciendo, como a los niños traviesos y molestos: "Anda, reconoce tu falta, vete un rato al cuarto oscuro y luego haremos la vista gorda". Y lo cierto es que este juego no es admisible, porque con, semejante asunto no se: puede hacer la vista gorda, ni antes ni ahora ni, después. Si, como hay sospechas, quedara probado que el Gobierno socialista ha, organizado o consentido el terrorismo de Estado, nos encontraríamos ante un delito de proporciones gigantescas y de todo punto imperdonable, porque vendría a justificar cualquier otro: no sólo daría argumentos al cinismo de ETA, sino que difícilmente podría condenarse nada de lo que las leyes dicen que se debe condenar: no al padre que mata al hombre que violó a su hija, no al que se toma la justicia por a su su mano, no al vengador. Justificaría la ley de la selva y la del talión. Y ese delito sería aún más odioso por otro motivo en el que no se si se repara suficientemente: si ese Gobierno elegido por los españoles ha tenido que ver con los GAL, entonces nos ha puesto a todos al nivel de Herri Batasuna. Y eso es algo que no se puede perdonar. Que yo no querría perdonar.

Javier Marías es escritor.

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