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Orquesta de cámara... no 'frigorífica'

El mercado de Chamartín auspicia una formación de 60 músicos

Un mercado suele tener cámaras frigoríficas, pero no orquestas de cámara. Excepto el de Chamartín, que tiene las dos cosas. "No es un grupo de salchicheros con un carnicero. Esta orquesta es algo", dice su promotor. Es Javier Cillero, pescadero de congelado porque la vida juega pasadas, y p¡anista y trompeta por carrera. Este hombre que anda por la cuarentena ha puesto en pie "la única orquesta de España auspiciada por un mercado de abastos". Son 60 músicos jóvenes que cobran poco ensayan cada semana y dan al menos un concierto al mes. Todo sin más ayuda que la de los comerciantes y los aficionados."Pollos en oferta", "chuletas de aguja", "abonos para conciertos". Los clientes del mercado de Chamartín (calle de Bolivia, esquina a Potosí) encuentran oferta gastronómica y cultural. Y degustan ambas. "Este mercado es atípico en sus comportamientos", reconoce Ollero.

"Más que de cámara, la orquesta es ya sinfónica, pero preferimos mantener el nombre", puntualiza. La formación cuenta con 60 instrumentistas: "Son alumnos y músicos jovenes, con una media de edad de 20 años." La dirección está a cargo de Pascual Osa, de la Orquesta Nacional de España.

Los comerciantes no forman parte del elenco, pero demuestran afición y cumplen un papel básico: el mecenazgo. La Orquesta de Cámara Chamartín necesita unos 13 millones de pesetas al año para funcionar y la mitad de este dinero la pone el mercado de la calle de Bolivia. El resto se cubre con los abonos (5.000 pesetas para 10 conciertos anuales), las entradas (750 pesetas) y algunas ayudas, como la de un importador de mangos. El auditorio, la iglesia del colegio Maravillas, es prestado; y los propios, comerciantes organizadores se encargan de barrerlo cuando el público sale. Hay concierto cada último domingo de mes, a las 19.30.

Pese a la carencia de ayudas públicas, los comerciantes siguen embalados con su proyecto. Tener una orquesta es también una forma de competir con los híper, dicen. Y el director de los músicos, Osa, va más allá: "Nuestro origen provoca simpatía, pero el futuro de las orquestas está en la iniciativa privada".

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