Padre de Europa
ES DIFíCIL disociar la imagen de la Europa contemporánea del nombre de Jacques Delors. Durante sus diez años como presidente de la Comisión Europea, este francés socialista y católico ha conseguido dejar una profunda huella en las instituciones y en las ideas que mueven a los europeos. Antes de que Delors llegara a Bruselas, la idea de que Europa es o puede ser una unidad política pertenecía al territorio de los ensueños utópicos de una minoría de europeístas convencidos. Gracias a su esfuerzo persuasivo y a sus iniciativas políticas, Europa ha empezado a existir hasta en la mente de Margaret Thatcher y sus conservadores euroescépticos.Delors ha sido una especie de diablo para la prensa conservadora británica, que ha querido ver en él a un jacobino centralizador y burocrático, partidario de robar las soberanías nacionales a los países socios para concentrar en Bruselas todos los poderes de un superestado europeo. Nada más lejos de la realidad que este espantajo blandido por los ultras antieuropeístas. El ya ex presidente de la Comisión es un militante socialista, pero pertenece a la tradición francesa de la llamada segunda izquierda, que agrupa a los partidarios de la descentralización y de la sociedad civil. Es también un sindicalista reformista, defensor de la solidaridad y de mantener el Estado de bienestar.
Hombre de carácter y de cultura, Delors es lo contrario de un chovinista. A su paso por el Gobierno francés como ministro de Finanzas demostró que cree en el mercado y en la privatización, en el rigor monetario y en la lucha contra la inflación. Y tal como ha demostrado con su reciente renuncia a entrar en la carrera presidencial francesa, es también un político nada convencional, con claros referentes éticos.
Como presidente de la Comisión ha marcado los hitos más importantes de la construcción europea durante esta pasada década: la culminación de la ampliación que incorporó a España y Portugal, la creación del mayor espacio de libre comercio (del mundo con el Mercado único y más tarde el Espacio Económico Europeo, el incremento de los presupuestos de ayuda a las regiones europeas. más. pobres, el camino que conduce a la moneda única como más tarde para 1999, el reto de la unificación del continente tras la desaparición del comunismo, y con ello, el diseño de una Unión Europea más amplia que alcanza primero a los países del entorno europeo inmediato (Austria, Finlandia y Suecia) y dentro de unos años a los antiguos . países satélites de la extinta Unión Soviética. A todo ello cabe añadir el ambicioso proyecto de recuperación que es el Libro Blanco sobre el desempleo.
Esta pasada semana ha pasado el relevo en Bruselas al luxemburgués Jacques Santer, con la promesa de seguir militando por la causa de Europa. Su voluntad política, su inteligencia, también sus apasionadas filípicas contra el derrotismo, su capacidad de persuasión, son ya parte de la leyenda delorsista y le inscriben, junto a los fundadores, Jean Monnet y Robert Schuman, entre los padres de Europa.
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