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El presidente del Gobierno no espera cambios en la coalición

Felipe González evitó ayer en Bucarest lanzar las campanas al vuelo. No basta con una condena surgida de las filas de Herri Batasuna, tras el atentado del lunes contra Gregorio Ordóñez, parlamentario Vasco y concejal del PP en el Ayuntamiento de San Sebastián, para predecir una evolución de esa coalición electoral independentista.El presidente del Gobierno reconoció en rueda de prensa que, tras las manifestaciones de Begoña Garmendia, portavoz de HB en la corporación donostiarra, en las que rechazaba el asesinato, "su primera reacción fue positiva ante su gesto de condena" provocado por "la repugnancia de haber visto asesinar a un compañero suyo del Ayuntamiento

Pero añadió: "Creo que no hay que sacar ninguna consecuencia precipitada", y a continuación matizó su primer comentario. "Las explicaciones que se han dado" por parte de Garmendia y algunos otros responsables de su coalición para condenarlo "son que se trata de un crimen dentro del juego de las instituciones, de las relaciones institucionales, y no me permiten mantener la esperanza" sobre una transformación de esa fuerza política.

Otras víctimas

El jefe del Ejecutivo se preguntó a renglón seguido si las víctimas del atentado hubiesen sido un Guardia Civil, un policía o un miembro de las Fuerzas Armadas, si la reacción discrepante en el seno de HB hubiese sido la misma. Y se contestó a sí mismo que con su condena los disidentes de la coalición no estaban ni mucho menos reafirmando el derecho a la vida de todos los ciudadanos. Por tanto, con cluyó, "se está dando una va loración positiva de sus declaraciones cuando me parece que no son positivas".

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A González nunca se le pasó por la cabeza acudir a la capilla ardiente en San Sebastián ni asistir al funeral según explicó. No quiso desplazarse porque todos los muertos son iguales y, si lo hiciese con motivo del asesinato de Ordóñez, también debería hacerlo en otros casos. Su predecesor, Leopoldo Calvo Sotelo, se dejó atrapar en su día y después de arrepintió. Además su presencia hubiese añadido dramatismo, que es lo que buscan los terroristas, según González.

Por otra parte, el presidente del Partido Popular del País Vasco, Jaime Mayor Oreja, valoró todas las disidencias, habidas y por haber, que se puedan producir en el entorno de las metralletas de ETA, y sin duda alguna son un signo de decencia personal como la postura de Begoña Garmendia". Y añadió que "Herri Batasuna sigue siendo el sustento incluso la dirección del mundo que rodea ETA".

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