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Mario Soares esperará al congreso del PSD antes de decidir sobre la crisis

El presidente portugués, Mario Soares, se enteró "por los medios de comunicación" de la decisión del jefe del Gobierno, Aníbal Cavaco Silva, de dejar el liderazgo del Partido Socialdemócrata (PSD) y de no concurrir a las próximas elecciones. En consecuencia, ha decidido posponer toda decisión sobre la crisis -que un portavoz de la presidencia había anunciado para ayer- hasta tener mayor conocimiento de la situación en el interior del Partido Socialdemócrata.

Soares no aprovechó la ocasión de la investidura del nuevo jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea para criticar la acción del Gobierno de Cavaco y, en particular, la del ministro de Defensa, Fernando Nogueira, presunto delfin del dimisionario tanto en el Gobierno y como en el PSD. En respuesta indirecta al nuevo jefe de la Aviación, que elogió el papel de su antecesor, apartado del cargo por Soares, el presidente dijo que no era el lugar ni el momento apropiado para abordar "cuestiones polémicas y subrayó que las Fuerzas Armadas son "globalmente ajenas" a los escándalos que han salpicado al Ministerio de la Defensa.El recado enviado a los militares está relacionado con el hecho de que Soares tiene sobre su mesa de trabajo la solicitud de destitución de Fernando Nogueira, formulada por todos los partidos de la oposición, por su "responsabilidad política" en dos negocios realizados por las Oficinas Generales de Material Aeronáutico (OGMA), unidad fabril dependiente de la Fuerza Aérea: la reparación de material de guerra de los ejércitos angoleño e indonesio. A raíz del primer caso, Nogueira destituyó al general Portela, director de las OGMA, y Soares se negó a prorrogar el mandato del general Mendes Días, comandante de la Fuerza Aérea, como habían propuesto él Gobierno y la Junta de Estado Mayor, decisiones que molestaron a los militares, que se sienten juguetes y víctimas de la lucha política entre el Gobierno y la Presidencia.

Moción de censura

El caso Nogueira es lo que llevó a Soares a iniciar consultas con los partidos sobre la situación política antes de que Cavaco anunciara su renuncia, y es el asunto sobre el que gira la moción de censura presentada por el Partido Comunista, que será discutida y votada el viernes.

El rechazo de la moción de censura por la mayoría socialdemócrata confirmará la tesis de Cavaco, contrario a una eventual disolución del Parlamento y subsiguiente anticipación de las elecciones generales previstas para octubre. El actual primer ministro y su Gabinete disponen del apoyo parlamentario necesario para seguir gobernando hasta el final de la legislatura, como pretenden.

La mayoría de los analistas, los partidos de la oposición y los agentes económicos consideran que se deben anticipar las elecciones porque el cambio de liderazgo en el PSI) introducirá un factor de indefinición e inestabilidad en la gestión de los asuntos públicos que no puede prolongarse hasta octubre, pero la disolución plantea delicados problemas políticos y constitucionales que Soares debe ponderar con atención.

Sus capacidad absoluta para disolver el Parlamento expira en marzo, cuando enfila la última etapa de su último mandato presidencial, pero Antonio Guterres, secretario del Partido Socialista a quien favorecen los sondeos de opinión ante una eventual llamamiento a las urnas, es consciente de que una intervención apresurada de Soares sería aprovechada por el PSI) para presentarse como víctima de la persecución de Soares y de la izquierda.

Las encuestas respaldan la postura de Cavaco

"Considero a Cavaco Silva un hombre estructuralmente honesto, lo que es una gran virtud para un hombre de Estado en los tiempos que corren. Felices los pueblos que pueden decir esto de su primer ministro". La opinión formulada por Antonio Champalimaud, uno de los mayores magnates de la economía portuguesa del tiempo de la dictadura, expropiado y exiliado en el Brasil después de la Revolución de los Claveles, y uno de los más agresivos críticos de la política de privatizaciones del Gobierno de Cavaco es la que mejor resume la opinión de la mayoría de los portugueses, después de conocer la intención del jefe de Gobierno de dejar la política activa en octubre.Comprensión y respeto son palabras que definen las primeras reacciones de los dirigentes políticos, incluidos los de la oposición, que se limitan a insinuar que Cavaco dio la espalda la las dificultades y no quiso asumir una derrota electoral ineluctable. El líder socialista Antonio Guterres confesó que se engañó cuando supuso que el cansancio y el desencanto alegados por Cavaco eran un camelo destinado a provocar una movimiento a favor de su continuidad en el Gobierno, pero esperará "a las candidaturas presidenciales" para hacer un mea culpa completo: Cavaco puede aún decidir presentarse como candidato a la jefatura del Estado, sobre todo si el PSD pierde las elecciones legislativas, obligando el PS a una cohabitación tan incómoda como lo fue para el PSD la presidencia de Soares.

Más del 70% de los entrevistados, en el ámbito de una encuesta realizada en las primeras horas después de la declaración de Cavaco, aprobó la actitud del primer ministro y se pronunció a favor de su permanencia en el Gobierno hasta octubre. Los analistas que especularon sobre una crisis y una lucha por el poder en el PSD fueron visiblemente sorprendidos por la disciplina con que el partido y sus principales dirigentes obedecieron la línea de conducta dictada por Cavaco, pero esperan que las tensiones internas se manifiesten en las tres semanas que faltan hasta el congreso. La estabilidad del escudo, en los mercados internacionales (la Bolsa registró una baja difícil de interpretar en una coyuntura internacional marcada por las repercusiones de los mercados asiáticos) es otro factor que Soares debe ponderar cuidadosamente antes de decidir anticipar o no las elecciones.

Empresarios y agentes económicos estiman que la decisión de Cavaco puede funcionar como el latigazo psicológico que el país necesitaba para salir de la abulia y del entorpecimiento. "El país tal vez necesitaba de esta sacudida para entender que es necesario más trabajo, más disciplina, en vez de quedarse esperando subvenciones del Estado", dijo el vicepresidente de la Confederación de la Industria, Nogueira Simoes.

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