La pesadilla del Doctor Tricornio
Reconstrucción. del caso de los malostratos en un cuartel de la Guardia Civil
La noche del 21 de octubre comenzó como una fiesta para tres jóvenes de Colmenar Viejo (27.000 habitantes) y terminó en una pesadilla. Han transcurrido más de dos meses desde entonces y la maquinaria judicial ya ha ido aportando datos interesantes sobre los supuestos malos tratos y vejaciones que sufrieron aquellos muchachos en el cuartel de la Guardia Civil, donde aguardaron la llegada del temible Doctor Tricornio. Éste es un relato de los hechos a partir de las declaraciones de testigos e implicados.
En el bar El Rodeo, José Luis Villanova, Cecilio Rodríguez y Pedro Rodríguez tomaban sus primeras copas hacia las diez de la noche. A su lado, un cabo de la Guardia Civil de paisano, Miguel Ángel Izquierdo, de 28 años, acompañado de un amigo, consumía también un par de whiskys.
Minutos después, lo! jóvenes decidieron cambiar de entorno, cruzaron la calle y, seguidos de los dos agentes, entraron en el pub Color; allí, los guardias civiles de paisano Carlos Algibay Olmos, de 22 años -que celebraba su futura paternidad de un hijo varón Jorge Moreno Jiménez, de 20 años, y Balbino Gómez Pérez, de 27 años, tomaban también unas copas.
La banqueta
José Luis Villanova, de 19 años, se separó de sus amigos para saludar a otros conocidos, en el mismo local. El agente Miguel Ángel Izquierdo se unió a la fiesta de sus compañeros de cuartel. Los jóvenes Pedro Rodríguez, de 25 años, y Cecilio Rodríguez, de 19, continuaron juntos hasta que uno de ellos se encaminé al cuarto de baño. Al pasar rozó a un cliente, que se sintió ofendido. Era miembro del grupo de los cinco agentes y empezó la gresca. Unos se empujaban y otros se defendían como podían;. entre ellos, Pedro Rodríguez, que al caer se agarró a una banqueta, con la que golpeó a Jorge Moreno en los riñones, según testigos presenciales.
Los gallos se dispersaron y salieron al exterior. Entre la ha bitual multitud de veinteañeros que se agolpan en esta calle en las primeras horas nocturnas de cada fin de semana se había corrido la voz: ¡guardias civiles de paisano se habían pegado con clientes en el bar!, y no dudaron en adherirse a -este tipo de marcha. Según testigos presenciales llegó a haber varios corrillos de violencia, en los que nadie vio a los jóvenes José Luis, Pedro ni Cecilio. Un testigo, Antonio Ruiz, declaró días después ante la juez: "Yo creo que había 200 personas; parecía que todos se pegaban con todos, sin saber nadie por qué"
De pronto, uno de los guardias golpeados sacó un arma; era Carlos Algibay, que trataba de restablecer el orden, según él mismo reconoció a EL PAÍS. "La chavalería, al darse cuenta, retrocedió, y durante unos segundos se quedaron pasmados. Mientras al de la pipa le hacían desaparecer sus compañeros, y los que quedaron, al menos tres, sí fueron entonces acorralados, con insultos como hijos de puta", manifestó a este periódico el vecino Joaquín Gallego. Dos agentes de la Policía Municipal restablecieron el orden, pero los malos tragos no quedaron ahí.
Llegaron las denuncias
Esa misma noche, los guardias civiles buscaron sin éxito a los tres jóvenes del bar, por orden del cabo y entonces comandante de puesto Miguel Ángel Izquierdo, según se desprende de las sucesivas declaraciones de los implicados. La primera detención se efectuó el sábado día 22 de octubre, a las 10.30: Cecilio Rodriguez era capturado en su domicilio "por la fiesta que montaron anoche conforme manifestaron los guardias que le esposaron. Ya en el cuartel, varios agentes le preguntaron si era él quien golpeó con la banqueta, y le dijeron: "Hablarás. con tu abogado cuando se te diga", según consta en la querella presentada después por malos tratos. "Un guardia civil, que podría ser Miguel Ángel Izquierdo, me propinó varios puñetazos en la cara y en la cabeza delante de otros ocho o diez agentes de paisano", cuenta Cecilio. Pero los golpes no quedaron ahí; el que dijo ser comandante de puesto en aquel momento le volvió a pegar en la cabeza con la mano abierta cuando ya le habían llevado al centro de salud, donde le prescribieron un tratamiento. Más tarde, el agente Fernando Paredes, de 23 años, le preguntó por su color de ojos. Tras la respuesta manifestó: "Ahora los tienes morados", siempre según Cecilio.
El calvario para Pedro Rodríguez llegó también el sábado 22 de octubre, sobre las 13.30, cuando era detenido y esposado por dos agentes de uniforme y otros dos de paisano. Su compañera sentimental, Cecilia Caballero, ha afirmado ante la juez que '"fue agredido por dos agentes de paisano" en su casa y después en el cuartel. Conforme a sus descripciones, "estos agentes serían Jorge Moreno y Francisco José Chincoa (27 años)", apuntan sus abogados. La estancia de Pedro en el cuartel no fue más llevadera que la de Cecilio. Agentes que mostraban lesiones del día de la pelea citada le pegaron en varias ocasiones y le hacían referencias al incidente del pub. "Tanto si les miraba a la cara como si bajaba la vista para no verles", afirma Pedro.
El tercer detenido fue José Luis Villanova, él domingo 23, sobre las 23.30. Este joven relató con pelos y señales los rasgos físicos de más de una decena de guardias civiles que le pegaron o fueron testigos en la querella de la Asociación Contra la Tortura. José Luis describió también (en una entrevista publicada por EL PAÍS el 10 de noviembre pasado) las visitas de un sujeto amedrentador a quien los guardias civiles llamaban Doctor Tricornio (un hombre musculoso que vestía albornoz azul, calzón y guantes de boxeo y un tricornio, y que tenía la cara cubierta).
Ahora, el proceso sigue adelante. Y, de momento, el temible Doctor Tricornio sigue en la clandestinidad.
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