Un fin de año pretendidamente chistoso
Salvo honrosas excepciones la noche de. fin de año supuso, en lo que a oferta televisiva se refiere, un cúmulo de propuestas gastadas, inventos carentes de imaginación y puestas escena escasamente atractivas. Las cadenas de cobertura nacional dieron muestras videntes de andar fatal de talento creativo, y Antena 3 y Tele 5, en concreto, de no tener o no querer gastarse un duro. El protagonista indiscutible. de la Nochevieja catódica fue, desde luégo, el chiste.
Esta forma primaria de humor callejero inundó el plató de Genio y figura, tomado ya por ese armario de dos cuerpos con modos de baranda de discoteca mabellí que es el inefable Bertí.. Naturalmente, el héroe de la noche y del año en Antena 3 Televisión ¡Vaya tela!- era Chiquito de la Calzada, que ya huele el pobre. Pero allí contó chistes hasta el que sujeta la jirafa, y el 80% de ellos era, de verdad, como para que Garzón o la OMS tomaran cartas en el asunto. A la hora de las uvas, Chiquito y Pepe Carrol intentaron explicamos lo de los cuartos y la bola, y, cuando nos quisimos dar cuenta, ya llevábamos cuatro uvas de retraso. Después hubo mas y más chistes, y en el infausto momento en el que pensábamos que nuestra pesada digestión no iba a soportar, un absurdo chascarrillo más llegó el inmenso Gila a restañar nuestras heridas con su surrealismo militante. Estuvo total hablando de aviones, teléfonos portátiles y matrimonios.Planta de geriatría
En Tele 5, Norma Duval parecía la enfermera jefe de la planta de geriatría o la cuñada joven de Carmen Sevilla -¡el peinado de la noche!- y Tip y Coll. Tal era el efecto jurásico que Vamos a por uvas producía en el televidente decidido a asistir al espectáculo de las viejas glorias, con estética de sala de fiestas démodé. De vez en cuando, el saltimbanqui Agustín Bravo ponía la zanahoria del coche regalado ante las narices de la audiencia. Tip y Coll, por su parte, daban la nota pretransición con sus anticuados chistes políticos.
El encargado de dar las campanadas fue Iñigo, y lo hizo bien. Allí, en directo, diciendo cada cosa a su tiempo. Después, de nuevo al plató y venga movimientos de cámara de esos de internarse entre la gente, mientras un elenco de estrellas-de-las-de-toda-la-vida intentaba estirar la noche ayudándose de una película de Lina Morgan.
TVE emitió cal y arena. Su intento de capitalizar los chistes en el. Muchas gracias de. Miriam Díaz Aroca tuvo francamente pocas gracias. Copiando, y mal, por lo que se vio. Después, Martes y Trece sí supieron sacarle jugo a su peculiar visión del humor en un programa especial más elaborado que en otras ocasionies, aunque algo falto de remate. En ¡Fijatee! hubo de todo, más bueno que malo. Entre lo mejor, los gags del panel de personajes históricos, el popurrí de los pasodobles, ver a Millán de Heidi Metal o de Luis Enrique con esparadrapos, la parodia del homenaje a Lola. Flores y, poniendo muy alto el listón del atrevimiento, la tenue imitación de los Reyes. Lo más flojo, las gracias y personajes recurrentes del dúo. No más Rocío Jurado y Ortega Cano, por favor.
A medianoche, Ana García Obregón, vestida-desvestida a lo Cher, y el amojamado Joaquín Prat casi salen volando de una azotea de la Puerta del Sol. La' pareja tampoco acertó mucho a la hora de explicar lo de las dichosas campanadas y las uvas entraron también en tropel. Minutos después, Anita repetía junto a Ramón García, en una maratoniana sesión espectacular en la que, como suele ocurrir con los especiales de esta cadena, se suplió la imaginación con un empacho de medios técnicos, humanos y artísticos que seguro empujó al lecho a más de un exhausto televidente. Eso aparte de que no se tuvo en ninguna consideración a la audiencia joven que quisiera empezar el año viendo la tele. No es de extrañar, en Nochevieja, que la juventud acuda en masa alas fiestas. ¡Cualquiera -menor de 50 años y sobrio- aguanta en casa!
La 2 se desentendió de las fiestas al uso y ofreció una interminable y cuidada selección de los mejores números de los musicales de Hollywood.
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