El gran salvador blanco

Siempre se dice que las estrellas del deporte son muy importantes para su promoción. A veces, incluso resultan imprescindibles. En la difícil situación que atraviesa el esquí mundial, por ejemplo, tener un Alberto Tomba es una bendición. Con la presencia en las pistas del espectacular as italiano son mucho menos caóticas Copas del Mundo como la de este año y otras anteriores azotadas por las suspensiones y los cambios continuos debido a la falta de nieve, sobre todo, o al mal tiempo. Con genios como Tomba, el desastre se palia y el morbo de dónde esquiará, se acentúa. Por tres jornadas de ensueno como las que ofreció los días 20, 21 y . 22 de diciembre, al ganar dos eslabones Y un gigante, lo que suponía sumar cinco triunfos en siete pruebas de la temporada, se pueden pagar muchas desilusiones.Precisamente los Mundiales que se disputarán en Sierra Nevada, del 29 de enero al 12 de febrero, tienen ya mayor atracción gracias a Tomba.

La Bomba ha vuelto al ensueño con sus acrobacias increíbles, entre sonrisas y gestos simpáticos, ganando hasta con una costilla rota el eslalon de Sestrieres el 12 de diciembre. Dos horas antes, en un entrenamiento, se golpeó con su bastón izquierdo. Pero no tuvo problemas para imponerse en las dos mangas nocturnas. Nadie pensó que sus gestos de dolor eran esa vez diferentes a los muchos aspavientos que efectúa habitualmente como un auténtico hombre espectáculo. Su potencia, la principal característica de su estilo, lo compensó todo. Con su postura ya clásica de caderas más retrasadas que la mayoría de esquiadores, casi en desequilibrio, puede dejar correr sus esquís sin problemas. Es capaz de recuperar la postura si se va demasiado atrás gracias a su enorme fuerza. Con ella evita muchas veces lo que para otros serían errores irreparables al no esquiar paralelo. Tomba puede arriesgarse siempre más, separar las tablas hasta límites que en los demás supondrían la caída. Para él, simplemente, representan mayor velocidad.

Tomba es un atleta prodigioso y tiene una mente psicológicamente privilegiada para el deporte. Él es de los pocos atletas que no necesitan motivaciones forzadas para dar el máximo. Lo consigue con su manera de ser. Y esto en el deporte de elite actual, donde las diferencias suelen ser tan escasas, es un mundo.

Pese a correr solamente las pruebas más técnicas, el eslalon y el gigante -no los supergigantes y los descensos, aunque se plantea empezar con los primeros después de Sierra Nevada-, se ha destacado de una forma espectacular en cabeza de la puntuación de la actual Copa del Mundo. No quiere cantar victoria aún en cuanto a un posible triunfo en la. clasificación absoluta -algo que nunca ha logrado-, pero es que ni siquiera se lo había planteado a, principio de temporada. También le ha favorecido que sus rivales se han mostrado por debajo de lo esperado. El. noruego Kjetil Andre Aamodt, especialmente, el último ganador de la Copa del Mundo, se resiente de una rodillla y está a 248 puntos de Tomba en la clasificación actual.

La Copa de este año ha estrenado eslalones nocturnos para atraer más la atención, en horarios vespertinos, pero no contaba, con la mejor ayuda, la explosión del esquiador que parecía apagado desde hace dos años y más aún tras su fracaso en los Juegos Olímpicos de Lillehammer donde sólo pudo obtener, y con suerte, la medalla de plata en eslalon.

Su nueva campaña en la Copa del Mundo tenía que ser decisiva para su futuro, pero era difícil contar con su recuperación. Ha vuelto a romper los pronósticos. También han influído varias cosas: ha recobrado la estabilidad amorosa con la ex miss Italia Martina Colombari, se ha rodeado de un equipo mucho más competente, cuenta con un material más apropiado y gracias a su entrenador, el gran ex campeón Gustavo Thoeni, ha mejorado aún más su técnica, especialmente en la velocidad.