La torre ya no es mocha
El origen de Torremocha del Jarama (250 habitantes) se remonta a la Edad Media, cuando los señores de Uceda levantaron una atalaya para vigilar los movimientos árabes en la comarca. Aquella torre fue desmochada posteriormente por la corona para evitar secesiones feudales. De esta forma los nobles carecerían de una atalaya defensiva. El torreón todavía se conserva. Actualmente es el campanario de la iglesia de San Pedro Apóstol.Sin embargo, algunos historiadores aventuran un origen distinto para este pueblo. Creen que fue el Senado romano el primero en levantar sus construcciones (un torreón vigía) en una zona denominada Torritón o Torre Otón, alejada un par de kilómetros del actual casco urbano.
Esta torre y las edificaciones cercanas fueron cedidas a los pobladores de la zona, las tribus vetonas, cuando se pacificó la región. Los vetones las utilizaron como granjas. El asentamiento humano decayó porque la cercanía del río Jarama produjo algunas enfermedades a sus habitantes. Aquellas edificaciones se desmocharon con el paso del tiempo. Según algunos historiadores, las ruinas del torreón cercano al río darían origen al nombre del lugar, Torremocha del Jarama.
Sea cual sea el origen del topónimo, lo único seguro es que en el siglo XIII, pacificada la región, se levantó una iglesia que aprovechó una de las atalayas desmochadas existentes en el lugar. El torreón fue convertido en campanario. En torno a aquella torre mocha surgió el primer núcleo de población.
Esta iglesia, dedicada a San Pedro Apóstol, fue restaurada hace seis años por la Consejería de Cultura. Los restauradores descubrieron unas pinturas medievales ocultas en sus paredes. De este hallazgo, oculto durante siglos bajo cuatro capas de cal, destaca un pantocrátor rodeado de imágenes en el presbiterio del templo.
Sin embargo, la restauración levantó cierta polémica en el municipio. Los vecinos afirman: "Estuvo bien que la Comunidad restaurase la iglesia, pero no que colocase a la entrada unas feas puertas metálicas que no encajan con el estilo del templo. Más que verjas de una iglesia, parecen verjas de un redil", afirman enfadados los habitantes,
Los vecinos desconocen por qué la iglesia está dedicada a san Pedro: Aquí san Isidro ha sido el patrón de toda la vida. El santo aró estas tierras y hasta hizo aquí un milagro. Con un golpe de cayado convirtió una piedra en un manantial a las afueras del pueblo", comentan.
En Torremocha del Jarama nunca pasa nada, dicen los vecinos. "Desde la época de san Isidro, y con la excepción de la desecación de río el año pasado, no ha vuelto a suceder nada", rememora Luciano Vargas, juez de paz de Torremocha del Jarama.
En los cinco años que lleva en su cargo, Vargas no ha celebrado ni un solo juicio. "Sólo alguna conciliación, porque, si ocurre algo, lo arreglamos por las buenas", reconoce.
En el verano de 1993, el Canal de Isabel II perforó, a orillas del Jarama, varios pozos para llevar agua a Madrid. Por aquellas fechas, la región sufría una de las mayor es sequías del siglo. Los acuíferos del municipio bajaron hasta 35 metros.
Este municipio siempre fue lugar de abundantes aguas. En el siglo XVIII el conde de Cabarrús construyó un canal para aprovechar las aguas del río Ja rama. El canal de Cabarrús regó las vegas que surgieron a su alrededor. Su funcionamiento no estuvo exento de problemas. Los vecinos aprovechaban también el agua para beberla. Se produjeron graves epidemias. A ambos lados del canal se conservan aún las casas de los guardas y los acueductos por los-que trascurría el agua. La escasa población de este municipio, la reducida migración interior y la endogamia que durante siglos han practicado sus habitantes ha originado una curiosa situación en Torremocha del Jarama y en el limítrofe Patones de Abajo (350 habitantes). En Torremocha, muchos de sus habitantes llevan los apellidos Sanz y Díaz, mientras que en Patones el apellido más corriente es el de Melones. Esto ha provocado que el dicho más popular de estos pueblos sea "de Patones, los Melones; de Torremocha, los Sanz Díaz".
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