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El adiós de Miquel Roca

El Parlamento español es desde ayer más pobre. Un hemiciclo habitualmente abarrotado de mediocridad perdió, tras 17 años de presencia ininterrumpida, una de las escasas voces brillantes que han jalonado la última andadura de la democracia española. Miquel Roca, portavoz de CiU, padre de la Constitución española de 1978 y diputado del grupo catalán desde 1977, anunció ayer desde la tribuna del Congreso de los Diputados, sin solemnidad pero con indudable emoción, que renuncia al acta de diputado para intentar ser alcalde de Barcelona.Roca utilizó un turno reglamentario, en el debate de los Presupuestos Generales del Estado, para formalizar su abandono de la vida parlamentaria. El portavoz de CiU, junto con un puñado muy escaso de diputados, pertenece al paisaje de la democracia, pero no como una figura más, sino como un referente del mejor quehacer parlamentario.

El presidente del Congreso, Félix Pons, le dio las gracias por las palabras que dijo ayer "y por todas las que ha pronunciado durante los últimos 17 años", por "su contribución a la vida parlamentaria, que es tanto como decir a la vida constitucional y a la democracia de este país". Pocas veces unas palabras que exigía la cortesía estaban, al mismo tiempo, justificadas por el asentimiento general de la Cámara. Lo subrayaron los aplausos que Roca recibió de todos los esos años del Congreso y por las manifestaciones que los distintos portavoces le trasladaron para despedirlo.

Juan Pedro Hernández Moltó (PSOE), dijo que lo consideraba "más que un diputado"; Ramón Aguirre (PP) le envió "afecto y respeto"; Jon Zabalía (PNV) lo retrató como "uno de los pilares del Parlamento", y José Carlos Mauricio, de Coalición Canaria, como "el portavoz de los nacionalistas de todo el Estado".

Los informadores habituales del Congreso pierden con Roca el rigor habitual de su discurso. Hace muy pocos días lo premiaron como el diputado de oratoria más brillante. También en este premio había un objetivo: reconocimiento a sus cualidades como parlamentario. Más valioso porque el portavoz de CiU se ha mantenido siempre en una exquisita equidistancia entre la cortesía informativa y el distanciamiento que genera respeto. Ha sido Roca prototipo de seriedad en una convivencia entre políticos y prensa marcada, demasiadas veces, por un excesivo compadreo de pasillos.

El Parlamento es voz y pierde la de Roca. Con toda probabilidad, su marcha atestiguará que también en política es más voz que la voz el eco.

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