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'NARIZ ROJA' Y OTRAS HISTORIAS NAVIDEÑAS

Un grupo de voluntarios suizos ha puesto en marcha una operación, llamada Nariz Roja, para trasladar a su casa a los conductores ebrios durante los días de Navidad. El objetivo de esta operación, en la que participan unos 2.000 voluntarios, es evitar los accidentes de carretera y concienciar a los conductores del peligro de conducir bajo los efectos del alcohol. René Allemann, responsable de la operación en la Suiza de habla francesa, declaró que hasta el lunes pasado 596 conductores les habían llamado a través de un teléfono gratuito para solicitar sus servicios. Los voluntarios reciben las llamadas en un centro de guardia y se trasladan al lugar desde el que han sido requeridos. Una vez allí, se hacen cargo del vehículo del conductor ebrio y le trasladan a su casa, junto a las personas que le acompañan. A menudo, los conductores. pagan una propina, que como media es de 15 francos suizos (unas 1.500 pesetas), que los voluntarios entregan a la organización.También fue solidario, aunque no apreció la broma, el juez británico sir Alann Ward, que recibió una sorprendente felicitación navideña. El juez había sentenciado, a principios de diciembre, a un año de cárcel por desacato al tribunal a Annarita Muraglia, que había causado destrozos en la sala y había atacado a varios agentes judiciales durante la vista de un caso de tutela de sus hijos. La encausada había pedido la libertad condicional. Cuando el juez la convocó para leerle la nueva sentencia en la que se le denegaba la petición, Muraglia dio la espalda al juez, se bajó los pantalones y revelé sobre su trasero desnudo la frase "Feliz Navidad" escrita en letras mayúsculas. Dentro del espíritu navideño, el juez decidió no aumentar la condena de la felicitante, aunque señaló que esta acción constituía un nuevo desacato al tribunal .

Tampoco pudieron gozar de libertad dos ladrones que intentaron huir con la caja fuerte de unos almacenes londinenses. Ninguno de ellos se dio cuenta que el ascensor de servicio que estaban utilizando advertía que sólo podía ser utilizado por un máximo de dos personas. Lo abultado de su botín provocó un atasco en el ascensor, que bloqueó entre dos pisos a los pasajeros durante seis horas de la Nochebuena. Finalmente, sus gritos fueron oídos por otros trasnochadores que salían de una discoteca en la madrugada del domingo. "Cuando los bomberos abrieron las puertas", declaró un portavoz de la policía, "se lanzaron en nuestros brazos y dijeron que nunca se habían sentido tan felices de ver a los bomberos y a la policía. Nosotros también nos alegramos de verles". Su entusiasmo policial no ha evitado, sin embargo, que hayan pasado a disposición judicial.

Otras dos personas tuvieron también una Nochebuena imprevisible. Dos hermanas gemelas, Lorraine y Levinia, de 31 años, que para mayor abundamiento se apellidan Christmas (Navidad en inglés), tuvieron un choque frontal en sus respectivos coches en una estrecha carretera de NorfoIk (Inglaterra). Ambas, que habitan en dos pequeñas localidades vecinas, fueron hospitalizadas, pero sólo habían sufrido ligeras contusiones.

Finalmente, tampoco han faltado este año los tradicionales nadadores de agua helada que en numerosos países aprovechan estas fiestas para sus gélidas inmersiones. La tradición es especialmente popular entre algunos residentes en Pekín, que se reunen todas las tardes en un lago para la práctica de su deporte favorito.-

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