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Secreto a voces

Mientras interrogaba a Mario Conde la semana pasada, el juez Manuel García-Castellón solicitó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) los así llamados "pactos secretos" entre el ex presidente de Banesto y el banco norteamericano J P Morgan. La respuesta fue que sólo existe constancia de aquellos acuerdos ya revelados en el folleto de la ampliación de capital del verano de 1993.El pasado 13 de enero de 1994, Corsair Partnership, el grupo que creó Morgan para invertir 162,5 milones de dólares en la suscripción del 8,03% del capital de Banesto, escribió una carta a Mario Conde. Corsair le comunicaba que tras su destitución como presidente de Banesto expiraban formalmente los dos pactos que habían sido firmados al realizarse la ampliación de capital del verano de 1993. Esos pactos eran el llamado Acuerdo entre Inversores (Investor Agreement) y el Premio de participación en el capital (Equity A ward Agreement).El primero de ellos fue incluido en la propuesta de ampliación de capital aprobada por la reunión del consejo de, administración de Banesto del 4 de mayo de 1993. Fue Conde personalmente quien informó a la CNMV sobre dicho acuerdo al tramitar el folleto de emisión de la citada ampliación. Tanto el ex presidente como Corsair se comprometían a no vender acciones de Banesto durante dos años y ambós se otorgaban, recíprocamente, el derecho de tanteo si se deseaba vender las acciones a un tercero. Y, junto con éste, se establecía que en caso de que una parte vendiese a un tercero, el otro podía sumarse a la operación sobre la base de un prorrateo. El segundo de los acuerdos permaneció como acuerdo confidencial entre las dos partes, si bien los representantes de J P Morgan informaron muy vagamente a la CNMV sobre la existencia de algún tipo de pacto económico con Conde, sin dar detalles. El Banco de España, por su parte, carecía de cualquier información al respecto.

Finalmente, el 25 de febrero de 1994, el presidente de J P Morgan, Dennis Weatherstone, reveló los dos pactos al Comité de Banca de la Cámara de Representantes de EE UU, ante preguntas del presidente de dicho organismo, Henry B. González. Pero como en este país la obsesión por lo secreto es ya una cultura se sigue hablando de ello sin saber que esos acuerdos ya son públicos.

Según el Equity A ward Agreement, Corsair daba la opción a Conde para adquirir hasta el 5% de las acciones de Banesto que suscribió el citado fondo a un precio igual al que éste había pagado. Dicha opción seria ejercitable dos años después de la inversión (según el acuerdo de inversores durante dos años no era posible la venta) siempre y cuando Conde siguiese siendo presidente del banco. Había otros incentivos para Conde en función de los resultados que Cosair obtuviera de su inversión durante los primeros cinco a os. Si la tasa interna de rentabilidad era del 40% anual acumulativo o más, Corsair le regalaba un 5% de las acciones que poseía el fondo; si la tasa era del 15% o menor, no había premio.

En términos económicos, los acuerdos suponían para Conde unos beneficios interesantes. Como Corsair había invertido unos 23.400 millones de pesetas, el 5% que se le ofrecía vender tras los dos años iniciales (primer pacto) a un precio idéntico al pagado por el fondo representaba 1. 150 millones de pesetas con el incentivo de que la plusvalía de mercado (en caso de subida del precio de los títulos) se la quedaba Conde. Y si lograba cumplir su promesa de rentabilidad del 40% le regalaban 1. 150 millones nominales (otro 5% de las acciones que poseía Corsair) que lógicamente podía convertirse en una cantidad muy superior, ya que dicha oferta se materializaría después de cinco años.

Si a estos pactos se le suman otras dos cosas surge con cierta nitidez la estrategia de Conde en mayo de 1993. La primera de ellas es la emisión de obligaciones subordina das convertibles por valor de 400 millones de dólares equivalente al 15% del nuevo capital de Banesto tras la amplia ción del verano de 1993. Como esa emisión estaba reserva da a los mercados internacionales, la identidad de los sus criptores sería, en su mayor parte, desconocida. Entre Conde, Corsair-Morgan y los bonos se llegaría al control del 25% de Banesto, sin contar otros paquetes (Dorna, Oasis, Hachuel, y los del consejo) q ue estaban en la órbita del ex presidente. La otra pieza era la proyectada fusión entre Banesto y el Banco Totta & Açores, para obtener una revalorización de activos de 100.000 millones en España y cubrir agujeros pendientes.

Fue así como Conde concibió el control personal y privado de Banesto. Las cosas que había hecho antes y por las cuales ahora se le acusa (estafa y apropiación indebida) hubieran quedado diluidas, de tener éxito, como media docena de gotas en el océano.

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