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¿Hubo de verdad falta de rigor informativo?

Juan Arias

Ciento treinta cooperativistas de PSV-Alcobendas, "muchos de ellos asiduos lectores de EL PAÍS", se han dirigido al Defensor del Lector acusando a este diario de "haber faltado al rigor informativo" al haber adoptado una postura "de informar sólo de las noticias que apoyan las tesis oficiales o de las resoluciones de los jueces". Y recuerdan polémicamente mis palabras en la columna del 20 de noviembre: "El poder siempre prefiere el silencio".Dada la gravedad de las acusaciones de los 130 cooperativistas de Alcobendas, este departamento ha estudiado a fondo la cuestión con Javier Casqueiro, el redactor que ha seguido con sus crónicas dicha información, y con el redactor jefe de la sección, Álex Grijelmo.

Empecemos por las críticas concretas de la carta:

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a) El 6 de febrero de 1994, el diario escribe que en Alcobendas el número de viviendas de los cooperativistas de PSV es de 258. Y lo mismo se repite el 2 de noviembre, cuando en realidad son 478.

b) Las obras, paralizadas hace 10 meses, siguen sin reanudarse, mientras que el diario escribió el 11 de febrero que "en la mayoría están pendientes los últimos trabajos para la entrega de las llaves".

c) La fecha de entrega de la totalidad de los pisos no podrá ser inferior a un año a partir del momento en que se reinicien las obras, mientras que en el diario se escribe el 4 de octubre: "Reinicio obras: octubre 1994. Final obras: tres meses".

d) Los cooperativistas de Alcobendas están realizando una acampada, de la que han informado casi todos los diarios "menos EL PAÍS".

De la voluminosa documentación presentada al Defensor del Lector por la sección de Madrid, que es la que más ha informado concretamente de los cooperativistas de Alcobendas, resulta, sin embargo:

1. Que todas las veces que se ha informado sobre el tema en dicha sección se ha hablado de 478 viviendas y no de 258. Así, por ejemplo: el 18 de septiembre de 1993: "Es el caso de los 478 pisos de Alcobendas". Y el 22 de julio de 1994: "Para la promoción de Alcobendas, de 478 viviendas". Y el 18 de septiembre: "Alcobendas: 478. Y el 4 de octubre: "Alcobendas: 478".

Es verdad que en dos ocasiones -justamente citadas por la carta-, el 11 de febrero de 1994 y el 2 de noviembre del mismo año, se habla de 258 viviendas de Alcobendas. Pero sólo en un cuadro general de toda España y en la sección de Economía. Y además, el artículo del 2 de noviembre no hace más que repetir el mismo cuadro general de febrero.

Se trata, evidentemente, de un error tipográfico, y repetido, del cuadro, del que es responsable sólo el diario. Pero el hecho de que en la sección de Madrid, donde más detalladamente se ha informado sobre Alcobendas, el número aparezca siempre correcto indica que no había ninguna intención de manipular. Si acaso, le resulta por lo menos curioso al Defensor del Lector que la carta haga sólo alusión, en su queja, a las dos fechas donde la cifra aparece equivocada y no nombre las otras veces (todas) en que aparece exacta en la sección de Madrid.

2. Sobre el hecho de que las obras paralizadas desde hace 10 meses siguen sin reanudarse, Javier Casqueiro explica: "Varios redactores y fotógrafos de esta sección de Madrid se han acercado a las promociones citadas y han comprobado en el lugar que, efectivamente, las obras estaban, en el caso de la mayoría de las viviendas de Alcobendas, prácticamente acabadas. Hemos visitado incluso un piso piloto. Tenemos de todo ello un reportaje gráfico que lo demuestra". Lo cual desmiente la afirmación de la carta en la que se acusa al diario de "poco interés en confirmar la información".

3. En cuanto a las fechas previstas para el reinicio de las obras y el final de las mismas, siempre se ha hecho constar que se trataba de plazos "previstos por la dirección de PSV". Y en este caso el redactor tenía la obligación de recoger la información oficial. ¿Qué otra fuente podía, si no, dársela con autoridad?

4. Por último, en cuanto a la falta de información sobre la acampada llevada a cabo por los cooperativistas de Alcobendas y de la que han dado cuenta otros diarios, es verdad que EL PAÍS no la publicó. Y aquí el Defensor del Lector tiene que dar rázón a la queja de los cooperativistas. La defensa que hacen los responsables de la sección es que el caso de la PSV se ha extendido tanto que no se da abasto ni se dispone siempre del espacio necesario para seguir todas las protestas de los dañados por el caso PSV. Pero creo que un rinconcito para haber dado una noticia así siempre se encuentra.

El Defensor del Lector ha podido comprobar, al hacer esta investigación, que el volumen de información dado en general por el diario sobre el tema, y concretamente la sección de Madrid, ha sido enorme. Y leyendo las docenas de artículos y reportajes, algunos de páginas enteras, que se han ido publicando, aun con toda la buena voluntad de querer defender las razones de la carta de los 130 cooperativistas que se han dirigido a este departamento, tengo que confesar que no he hallado ni un atisbo ni de falta de rigor informativo (sólo esa cifra equivocada en dos recuadros en la sección de Economía, ampliamente corregida en todos los otros artículos), ni tampoco intención de "ocultar cualquier información que pueda perjudicar la imagen de UGT", como afirma la carta. Podría decir, si acaso, lo contrario: leyendo toda la información global estoy seguro de que UGT difícilmente habrá podido saltar de júbilo. De ahí el que me parezcan por lo menos ingenerosas las duras acusaciones que los cooperativistas que se han dirigido a este departamento han hecho sobre la información ofrecida por este diario a un tema tan delicado y del que somos conscientes que ha acarreado tantos dramas a miles de ciudadanos.

Me gustaría por ello que también los cooperativistas realicen un estudio sereno, desapasionado y completo de toda la información para que se percaten de que se han tenido siempre en cuenta sus justas reivindicaciones. El rigor, tanto en la información como en el análisis de la misma, es un deber de todos: de los periodistas y de los lectores. Así, juntos, aceptando cada uno la parte de responsabilidad que le corresponde, haremos un periódico mejor y más independiente.

¡Ah!, y felices navidades para todos nuestros buenos y exigentes lectores, de quienes este departamento sigue esperando sus críticas y sugerencias.

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