Suker fue la chispa en un espeso partido
SANTIAGO ROLDAN El Sevilla sacó adelante un partido espeso. El Compostela lo había convertido en un embrollo táctico en el centro del campo, un trombo que impedía la comunicación fluida entre líneas. La presión gallega deslució el juego y no produjo llegadas, ni suyas ni de sus rivales.
En una pieza sin ocasiones, cualquier chispazo se celebra. Suker, apagado hasta entonces, hizo la luz. El croata se dejó caer en el área, exagerando un agarrón, y se abrió el marcador. A partir de ahí el Sevilla vivió de la renta. Durmió el encuentro y regaló a la grada una exhibición gris que sólo el Compostela quiso colorear en la segunda parte. Pero no lo logró. El Sevilla recogió otro regalo, y de penalti, a pesar de su tacañería ofensiva. Y Suker transformó. Después, apuntilló Tevenet cuando el rival había tirado la toalla.
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