El Zaragoza continúa su racha, incluso con 10 hombres

Las expulsiones se han convertido en una circunstancia inherente a los éxitos en el Real Zaragoza. Por quinta ocasión en la Liga el equipo aragonés acabó sin los 11 hombres en el campo, y como en la mayoría de las ocasiones, lejos de convertirse en una circunstancia adversa, la tarjeta roja actuó de despertador. El Español, que había enredado al colíder en una perfecta tela de araña, vio cómo se le esfumaba un partido que había controlado durante 45 minutos en cuanto se fue Aguado.El Español se plantó en La Romareda con el descaro que no lo habían hecho Madrid o Barcelona y arrinconó en muchas fases del encuentro a los zaragocistas, que llegaron a amontonar hombres frente a Cedrún para defender el 1-0. Camacho dispuso a sus hombres para que maniataran el medio campo aragonés y taparan especialmente la banda por la que Belsué lleva casi todo el peligro del equipo. La estrategia permitía además robar abundantes balones y lanzar peligrosos contragolpes. En esta tesitura de equilibrio discurría el primer periodo cuando Aguado, que venía manteniendo sus más y sus menos con Francisco, hizo un comentario y el colegiado acudió raudo para enviarle a los vestuarios. Corría el minuto 44, pero aún quedó tiempo antes del descanso para que García Aranda perdonara la expulsión a Nayim, que se fue en dos ocasiones a ajustar cuentas con Francisco, propinándole dos entradas de escalofrío. Víctor Fernández consideró excesivo quedarse con nueve, ordenó la sustitución del ceutí y colocó a Poyet el imán con el que el uruguayo resuelve los partidos complicados. Y acertó.

El Español no volvió la cara. Camacho dio entrada a Lluis y José María para reforzar el poder ofensivo de su equipo y el Zaragoza tuvo que replegar líneas. El conjunto catalán se hizo amo de la contienda y enfiló sus baterías hacia Cedrún, que volvió a demostrar que atraviesa uno de los mejores momentos de su carrera. Los aficionados vivieron la victoria más angustiosa de la temporada.