Las elecciones de Estados Unidos

Soy norteamericano de nacimiento y le debo mucho a mi patria. Para más detalle, estudié la Carrera de Medicina en la antigua Facultad de San Carlos. Así, pues, considero que España es mi segunda patria.En su reportaje sobre los resultados electorales en Estados Unidos, no puedo culparle al señor Antonio Caño de algo, pero hay una omisión que refleja el mismo vacío presente en nuestro trato político. Me refiero al portentoso significado de un 63% de votantes que se nega

ron a votar. ¡Nada nuevo! Según la revista Time (21 de noviembre), desde 1962 el porcentaje de votantes jamás alcanzó el 50%.Desde 1974, un promedio del 38%. Dicho sea de otra manera, llevamos años y años gobernados por representantes sujetos a una minoría del país, a lo cual hay que añadir que el partido en el poder es una minoría de una minoría.

¿Cómo explicar este hecho? Los políticos y demás enchufados se las dan de listos y proclaman que los que no votan son irresponsables, faltos de patriotismo, que no aprecian los derechos de voto en un sistema democrático, aunque por suerte el cuerpo de Gobierno es federal.

Pues bien, seamos misericordiosos y supongamos que a un 20% del 63% de los no votantes no les importa un pito votar. Aún así, queda más de la mitad.

¿Quiénes somos? ¿Gentuza, según estos graciosos en Washington? Lo que pasa es que somos una mayoría de ciudadanos hartos de falsas promesas, hartos de demócratas y republicanos, hartos del sistema electoral, hartos de las artimañas que no permiten el surgimiento eficaz de un tercer partido. Y no cabe decir, estamos hartos de radicales de derecha e izquierda.

¿A qué viene esta corriente creciente de ciudadanos que se niegan a votar, así forzados a la última forma de protesta?

Pues bien, tarde o temprano esta ola nos va a llevar hacia un momento de la verdad política. ¡Qué duda cabe!.-