Dimite un presidente del Supremo por discrepancias con la fiscalía de Milán
La dimisión de un segundo magistrado italiano que abandona la carrera en una semana -y se trata nada menos que del presidente de la Primera Sección Penal del Tribunal Supremo, Arnaldo Valente- representó ayer un nuevo duro golpe para los fiscales de Milán que en la tarde de hoy interrogarán como presunto corruptor al presidente del Gobierno, Silvio Berlusconi. Sobre todo porque, a diferencia de Antonio di Pietro -el célebre fiscal que dimitió el pasado martes en loor de multitudes-, Valente culpa claramente a la fiscalía milanesa, de los problemas que le inducen a dimitir.
"He sido objeto desde hace más de ocho días de agresiones inimaginables, brutales e inauditas, de afirmaciones e hipótesis calumniosas y contrarias a la verdad", dice en su carta de dimisión Valente, que culpa de esa situación a "algunos periódicos, y a un grupo de colegas y sus seguidores".La referencia a la Fiscalía de Milán contenida en esa última frase es inequívoca, ya que Arnaldo Valente es el magistrado que firmó la resolución de traslado a Brescia del primer proceso instruido en Milán por corrupción de la policía fiscal, un caso al que están conectadas las investigaciones sobre Berlusconi. La prensa dedujo, por ello, que la sentencia del Supremo era un primer paso para que Milán perdiera también la competencia sobre el caso del primer ministro.
La dimisión de Valente viene a reforzar las acusaciones del Gobierno de que la Magistratura italiana está politizada hasta el punto de haber promovido una investigación contra el primer ministro por motivos puramente políticos. El propio Berlusconi ha manifestado que esa situación ha sido la única razón de la dimisión de Di Pietro, y ha afirmado que las presiones políticas de las que el juez hablaba en su carta de dimisión son simplemente las que Di Pietro recibía del resto de sus colegas, y de su fiscal jefe, Saverio Borrelli.
Borrelli y Piercamillo D'Avigo, que ha sido nombrado sucesor de Di Pietro, serán los encargados de interrogar hoy al primer ministro, el cual ha reiterado -en una carta que publica hoy Il Sole-24 Ore- que no tiene "ninguna intención de dimitir", y ha anunciado que si los motivos de la citación judicial son banales o instrumentales lo hará saber a todos los italianos. La dimisión de Valente refuerza la posición del primer ministro en un momento decisivo de su enfrentamiento con los magistrados.
Ello no impide que los rumores de una inminente crisis de Gobierno fueran ayer más fuertes que nunca, mientras la lira se desplomaba a nuevos mínimos históricos frente al marco, y avanzaba la hipótesis de que el Gabinete caiga incluso antes de que se apruebe la ley de presupuestos.
El líder de la Liga Norte, Umberto Bossi, dijo ayer que su grupo rechaza "el despotismo autocrático" de un Berlusconi que repite: "O yo o las elecciones". Bossi mantiene que si la política italiana es un "teatrillo, la culpa recae en quien, no sólo ha escrito e impuesto el guión, sino que ha pretendido también ser el director, el galán y el primer cómico".
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