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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

¿Evacuar Bosnia?

LA GRAVEDAD de la situación en Bosnia hace que los países que tienen fuerzas destacadas sobre el terreno contemplen la posibilidad de retirar a sus cascos azules. Ninguna opinión pública europea vería con indiferencia que sus enviados de paz fueran aniquilados por unos u otros contendientes, más probablemente por los serbios de Bosnia, que ejercen ya hoy una presión sobre esos contingentes usándolos como escudo ante una eventual intervención aérea de la OTAN. Pero eso no significa que haya que apresurarse a ordenar la evacuación; mucho menos, a hacerlo unilateralmente.En este sentido, es poco prudente la declaración del líder de la oposición, José María Aznar, proponiendo la retirada, sin concertación con los aliados, del contingente español. Nuestras fuerzas se hallan en la antigua Yugoslavia como parte de un esfuerzo de paz decidido por las Naciones Unidas y en cooperacion con otros países de la Unión, Europea. Cualquier decisión sobre su retirada no podría tomarse basándose exclusivamente en los intereses nacionales, sino como una política decidida en el seno de la UE. España está en los Balcanes como participante en un esfuerzo humanitario de carácter, sobre todo, paneuropeo, y ha pagado un precio nada escaso en vidas humanas; pero nadie aseguró nunca que trabajar por la paz fuera un esfuerzo gratuito.

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La UE descarta una salida rápida de los 'cascos azules' de Bosnia

De otro lado, los países presentes en Bosnia no deben apresurarse a hacer el petate antes de que ello sea estrictamente necesario. Es perfectamente correcto que los planes de evacuación se hallen siempre al día, que la Armada Española fondee, como, se dispone a hacerlo, en aguas del Adriático preparada para lo peor; pero el contingente multinacional debe agotar sus posibilidades de operatividad sobre el terreno antes de decidir el abandono de la misión. Europa tiene una responsabilidad histórica en los Balcanes. El martirologio inútil no puede ser el objetivo de ninguna política exterior, pero sí lo es afrontar los peligros necesarios para que no pueda decirse que se abandonó sin más el terreno a una tragedia que nos afecta a todos. Las tropas españolas no fueron de vacaciones a Bosnia. Y su misión, ni está hoy concluida ni cabe aún decir que sea imposible llevarla a término.

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