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Movida por un paraíso

Los personajes de la noche madrileña se unieron para sacar dinero contra el sida

Antonio Jiménez Barca

Los protagonistas de lo que fue la llamada movida madrileña salieron en la madrugada de ayer con un solo objetivo: recaudar fondos para un centro de acogida de enfermos de sida en Aranjuez (Basida) que los mismos seropositivos han convertido en lo más parecido a un paraíso (si es que es posible construir un paraíso sin dinero y con la muerte enfrente de las narices). Alaska, Almodóvar, Loles León y los suyos lo hicieron a su estilo. Todo se desarrolló como una de las películas del director manchego: hubo risas, amor, tragedia, ironía y esa estética capaz de subir al mismo escenario a las drags queen y a Karina.La noche comenzó a eso de las diez en el bar Villarosa. Vampirella, uno de los personajes de la noche madrileña, llevó la voz cantante en una subasta surrealista: por allí se pujó, entre otras cosas, por péndulos mágicos de Octavio Aceves (11.000 pesetas), un calzoncillo de camuflaje de diseño exclusivo de Pedro Alvarado (3.000 pesetas). Bien porque los objetos no atrajeran demasiado a la parroquia (unas 75 personas), bien porque no hubiera mucho dinero, no se llegaron a precios astronómicos. Incluso hubo gangas: una docena de almohadas cervicales de Doña Adelaida se las llevó una licitadora por sólo 2.000 pesetas: "Así tengo con qué regalar a los amigos de mi panda", comentaba María Gil, de 29 años.

De cualquier forma, en la subasta nació una emotiva forma de solidaridad: pujarse contra uno mismo para elevar el precio, pagar más y donar más a los chicos de Basida. Eso hicieron una compañía de jóvenes que trabajan en un espectáculo de strip-tease. Ellos aportaron un tanga de diseño y ellos mismos se lo llevaron tras abonar 25.000 pesetas, tras un aplauso. Entre los asistentes se movía Chechu, de 26 años, seropositivo, miembro de Basida quien, aunque no pegaba mucho al lado de gente tan moderna, no paraba de repetir: "Genial genial".

Mientras se desarrollaba la su basta -donde se sacaron alrededor de 200.000 pesetas-, en la discoteca Xenon se celebraba un concierto en el que colaboraron desinteresadamente, entre otros Miguel Ríos, Las Virtudes o Pedro Almodóvar. Javier Bellot, encargado de la discoteca, comentaba entusiasmado a eso de las dos de la madrugada que habían recaudado ya un millón de pesetas, que los de Basida compartirán con otra organización de ayuda al sida, Apoyo Positivo.

Después, la caravana de famosos se desplazó a Morocco, donde a las tres de la madrugada ya tenían otro millón recaudado. Allí, tras unas palabras de Alaska -"será la última vez que organicemos esta fiesta: se trata de luchar todo el año y no sólo un día"-, tras varias actuaciones y tras repartir entre el público la letra del Help de Tony Ronald, todo el local se puso a cantar. En el escenario, al lado de los más sofisticados, destacaban Karina, Miki o el mismo Tony Ronald. En una esquina, los chicos de Basida no, se sentían desplazados: aprendieron que sumarse al coro general era la mejor manera de integrarse.

Al filo de las cuatro de la madrugada, mientras Loles León entraba en el local, los seropositivos de Basida salían ya en dirección a Aranjuez. El dinero, sea el que sea -de lo recaudado habrá que descontar los gastos del local, camareros, etcétera-, servirá para que en su paraíso se viva algo mejor.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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