Atado a la plaza de garage
Exposición: en 1992 se me concedió una plaza de aparcamiento para residentes, obras que justifican la acción del gobierno municipal de la capital. La entrega efectiva de la Plaza sólo se retrasó unos meses de la fecha pactada; la del dinero, ni un día. Al poco tiempo solicité su cesión por cambio de domicilio. La plaza de la Villa se encarga de tasar la plaza y de buscar comprador en una lista de espera de vecinos sin aparcamiento (1.500 personas en este caso).Nudo: El 31-3-1993 se inició el proceso de tramitación para la cesión de la plaza, pero hasta fin de año no sé me mandó un comprador, que renunció a ella cuando me puse en contacto con él.
Absurdo: el Ayuntamiento me envía a alguien que no quiere la plaza. Entretanto, considera cumplida su misión y archiva mi, expediente de forma, unilateral, de lo que me entero el 23-2-1994 (pasados 11 meses), al interesarme por el estado del proceso, teniendo que rellenar una instancia solicitando la reapertura del expediente. Para colmo, en el bildo se niegan a buscar otro comprador hasta que el renegado no confirme su renuncia por carta. El 26-8-1994 (¡seis meses después!) aparece un segundo comprador, que repite la jugada, del primero. Vuelta al Ayuntamiento a rellenar instancias. Y a esperar a que un vecino sin interés en el tema se acuerde o quiera perder el tiempo notificando por escrito su renuncia. Noviembre de 1994, han pasado ya cerca de dos años. Más de 1.450 vecinos esperan plaza y yo no la quiero: vivo a más de cinco kilómetros de la misma y tengo derecho, por contrato, a deshacerme de ella. No puedo buscar comprador mientras hay lista (¿siglos?), ni siquiera alquilarla por el precio que pago cada mes por ella.
Desenlace: el Ayuntamiento no tiene interés en que la plaza cambie de manos. Ni el caos del tráfico ni las necesidades de los residentes, ni mucho menos las del concesionario, importan a quien ya tiene su parking hecho y vendido en todos los sentidos, mantenimiento mensual incluido. Así, el cabildo impone su intermediación en la cesión, pero incurre en un sistema absurdo y en una dejación clara de su responsabilidad. Hasta que me canse de pagar; a lo mejor entonces se resuelve el asunto. Menos mal que estos aparcamientos son la bandera del gobierno municipal; sin duda es lo que mejor hacen. De momento estoy pensando hacer una fiesta en Nochevieja en mi garaje, ir allí los fines de semana de acampada, montar una granja de caracoles, o utilizarlo como retrete para aliviar los retortijones que me producen este tema y sus responsables.-
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