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Los pilotos mantienen fuertes divergencias con Iberia sobre el plan de viabilidad

Los aeropuertos recobraron ayer la normalidad tras la jornada de huelga salvaje del lunes. El acuerdo firmado en la madrugada del martes entre Iberia y los sindicatos mayoritarios de tierra (CC OO y UGT), el de tripulantes de cabina y el de técnicos de vuelo, contempla una reducción salarial media del 8,5% sobre los sueldos de 1992 y una reducción no traumática de plantilla en 3.500 empleados. Por su parte, el sindicato de pilotos, SEPLA, mantiene una posición de dureza en su negociación con la empresa que, tras casi ocho horas de reuniones, se aplazó esta madrugada hasta las cinco de la tarde de hoy.

"Se han revisado todos los puntos, incluido el preacuerdo de ayer", aseguró el presidente del INI y de Iberia, Javier Salas, al término de la reunión con los pilotos. Antes de sentarse a negociar, los pilotos manifestaron su disposición a asumir el plan si se garantizaba el futuro de la compañía. Sin embargo, las dificultades que está suscitando el asunto económico dejaron la negociación a la mitad. Salas expresó su confianza en que hoy se produzca un desenlace."El principio de acuerdo alcanzado ayer con otros sindicatos es un paso muy importante. Tiene algunos aspectos asumibles. Nosotros vamos a contribuir en lo que podamos", había dicho Santiago Martínez, uno de los dirigentes del SEPLA partícipe de la reunión.

Su compañero Pedro Garcia, sin embargo, puntualizaba más. "No tiene que haber sólo reducción salarial, hay que ver también el futuro de la compañía y no está claro en absoluto con el principio de acuerdo logrado ayer" dijo. Martínez apostilló: "Iberia tiene que ser competitiva, no un ministerio".

Dicho esto, ambos partieron hacia la sala de reuniones, en cuya mesa el SEPLA Iberia puso una vez más su oferta. Se trata de una reducción salarial del 8% pero con unas compensaciones que, según la empresa, supone en realidad un incremento del 9% sobre los salarios actuales.

Pero ayer, sobre todo, lo que había cambiado era el ambiente en que se encontraban empresa y pilotos. El principio de acuerdo alcanzado en la madrugada con gran parte de los sindicatos pesaba como una losa.

El acuerdo supone una reducción salarial media del 8,5% sobre sueldos de 1992, repartida de forma progresiva en una banda que comprende desde el 3% (para los que menos cobran, en torno a 130.000 pesetas al mes) hasta el 15% (para los que más); una reducción de plantilla para 3.500 personas mediante prejubilaciones desde los 58 años y bajas incentivadas y el cobro del 90% de los atrasos en dos pagas sin consolidar en tablas (véase cuadro). Con estas medidas, la empresa afirma que consigue de aquí a 1997 el previsto ahorro de costes de 17.600 millones de pesetas.

Si los pilotos no alcanzan algún tipo de acuerdo, el conflicto de la compañía Iberia, encauzado con el pacto logrado ayer, podría reabrirse peligrosamente De los 24.000 trabajadores de Iberia, 1.194 son pilotos y tienen un sueldo medio de 18 millones de pesetas.

Independientemente del transcurso de la negociación con el SEPLA, los trabajadores de tierra empezaban a preparar ya ayer el referéndum para ratificar el pacto. La consulta podría realizarse a finales de esta semana o principios de la próxima. Ésta ha sido una de las tres condiciones impuestas por los sindicatos para que el principio de acuerdo se ponga en marcha. La segunda es que todos los colectivos lo acepten en sus líneas fundamentales, y la tercera que Bruselas autorice una ampliación de capital que la compañía cifra de momento en 130.000 millones de pesetas. El acuerdo firmado en la madrugada prevé una ampliación adicional de 25.000 millones en 1997 por inversores privados.

Para la jornada de resaca tras la huelga salvaje, Iberia no dispuso vuelos especiales, aunque sí reforzó algunos trayectos, como Málaga y Tenerife, con aviones de mayor capacidad. Se produjeron 20 retrasos, que sumaron un total de 15 horas.

A pesar de la normalidad, la terminal internacional estaba ayer como un hormiguero. Los 500 pasajeros que pernoctaron en Barajas a falta de otra alternativa de la compañía, se unieron a la afluencia de usuarios del día. Iberia asegura que dio salida a todos los viajeros; sin embargo admitió que las listas de espera en vuelos internacionales sumaron hasta 40 personas.

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