Dejad que los jóvenes se acerquen a Aznar

José María Aznar no sabe qué son unos gayumbos, pero sí lo que es "coger una trompa". Son algunos de los detalles revelados a los jóvenes por el líder del Partido Popular, en plena campaña mediática voluntaria, en la edición especial de Mesa de Redacción, informativo dirigido y presentado por Fernando Jáuregui, que se emite en la medianoche de hoy en Tele 5.Los 44 estudiantes del madrileño Instituto Conde de Orgaz (sede del colegio electoral en el que está inscrito Aznar), de entre 15 y 17 años, le abordaron ayer en la grabación televisiva: le plantearon cuestiones personales, le pidieron que se definiera en materias político-sociales y sacaron sus propias conclusiones sobre su discurso.

Aparece relajado, sonriente, incluso con ánimos para contar un chiste sobre Roldán, porque hasta los chistes son válidos para darle caña al Gobierno. Aznar se confiesa ante los jóvenes españoles y les vende un discurso ilusionado, machacón, alimentado de leyendas contra la corrupción, contra el paro, contra Felipe González.

En lo personal, Aznar reconoce su afición a la lectura (La novela de Pepe Ansúrez, de Gonzalo Torrente Ballester, es lo último que ha leído), al deporte y al cine (suele conversar sobre esta afición con el director José Luis Garci). En casa, colabora en las tareas domésticas: hace las camas, pone la mesa, lleva a su hijo pequeño al colegio... Pero no sabe cocinar y prefiere encargar comida por teléfono antes que freír un huevo.

Con muchas sonrisas y un lenguaje desenfadado -"A los 17 años cogí una trompa que hizo época, gracias a esa cogorza no he vuelto a beber alcohol", "ahora hay más sitios de marcha que antes", "no le tengo manía a Felipe González; en política, que alguien te caiga gordo es lo de menos", "soy especialista en chistes verdes"...-, se escabulle ante las preguntas concretas y repasa las preocupaciones de los jóvenes con un discurso genérico y paternalista. Por lo menos ahorra a su joven audiencia la frase que encandila a sus imitadores: "¡Márchese, señor presidente, márchese!".

Aznar se presenta con una fuerte conciencia ecológica, rechaza cualquier aproximación a la extrema derecha ("estoy contra el racismo, el radicalismo, el fundamentalismo, el separatismo...") y deja la sonrisa para descartar la legalización de las drogas ("no quiero saber nada de este tema: la droga mata y destruye a las personas, a las familias, a las sociedades"). Sobre el aborto, Aznar respondió a una joven que "mantendría una legislación sobre la que existe un consenso general, pero personalmente defiendo la vida".

Dos de los temas más relacionados con la juventud, la mili y la solidaridad con el Tercer Mundo a través de las Plataformas por el 0,7%, mostraron a un Aznar menos cercano a la sensibilidad de los chavales: descarta el servicio voluntario ("no podemos descomprometernos con las Fuerzas Armadas") y no cree en una cifra concreta de ayuda a los países pobres ("no podemos establecer una cifra exacta, pero sí controlar que las ayudas lleguen a las Organizaciones No Gubernamentales").

Tras una hora de risas, preguntas moderadas por Jáuregui y vagas respuestas, la impresión de los chavales es que el líder del PP "es simpático y tiene sentido del humor", y "tiene buenas ideas, aunque no es muy carismático". Pero en algo coinciden casi todos: "Se le va la bola cuando habla de lo que haría en el Gobierno".