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Los guardias inculpados por torturas acusan de agresión a sus denunciantes

Los tres jóvenes que denunciaron haber recibido malos tratos y torturas durante su detención Colmenar Viejo fueron identificados ayer por tres guardias civiles como autores de las leones que estos agentes recibieron supuestamente en la pelea ocurrida en el bar Color de esa localidad en la noche del viernes 21 de octubre.

Tres guardias civiles y dos testigos declararon ayer ante la juez de instrucción número 2 de Colmenar Viejo (27.000 habitantes), sobre las lesiones recibidas durante la pelea citada (véase EL PAÍS del pasado 8 de noviembre). Para José Luis Villanova, padre del joven del mismo nombre que figura entre los denunciantes, y que permaneció en el juzgado durante toda la mañana de ayer, esos mis os guardias han sido descritos por su hijo, entre otros muchos, en la denuncia formulada por malos tratos y torturas practicadas dentro del cuartel de Colmenar Viejo por unos agentes, entre los que figuraba el llamado doctor Tricornio.Con los partes médicos bajo el brazo, el cabo primero Miguel Ángel Izquierdo y dos de sus compañeros, Carlos Algibay y Jorge Moreno Jiménez, ratificaron los argumentos esgrimidos en los atestados que condujeron a la detención, durante ese mismo fin de semana, de Juan Manuel Morales, José Luis Villanova, Cecilio Rodríguez y Pedro Rodríguez. Estos tres últimos jóvenes son los que denunciaron haber sufrido torturas durante su detención.

Fernando López Díez, amigo de los guardias civiles, compareció como testigo para explicar su versión de los hechos. Otro compareciente, Antonio Ruiz Sanz, también actuó de testigo por resultar herido aquella noche a causa de un botellazo.

Antonio Ruiz contó en el pasillo que estaba en el bar aquel día de casualidad, que en la calle "el alboroto era tremendo", y añadió: "Yo creo que había 200 personas, parecía que todos se pegaban con todos sin saber nadie el porqué. Vi entonces a un joven que estaba cerca de mí gritar 'alto, ¡guardia civil!', cuando intentaba separar a unos tres o cuatro. Entonces este guardia civil de paisano sacó el arma y apuntó al cielo, y la gente retrocedió un poco alarmada. Fue entonces cuando vi que se me venía a la cara el culo de una botella que de rebote dio al guardia de la pistola".

Carlos Algibay declaró a EL PAÍS: "Nosotros tenemos autorización para trabajar de paisano, y yo podía estar esa noche cumpliendo con mi deber. Yo soy guardia civil 24 horas al día".

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