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COMPETICIONES EUROPEAS. COPA DE LA U.E.F.A.

Laudrup decapita al Odense

Un gol del danés resuelve para el Madrid un partido tosco

José Sámano

El Madrid resolvió en Odense un partido tosco y oscuro de la mano de Michael Laudrup, la única chispa de la fría noche danesa. El Madrid nunca se enganchó al encuentro como había dibujado en su pizarra. Quiso tocar y tocar. Conducir al rival a su antojo, pero le faltó soltura. La brillantez de Laudrup y la sociedad Amavisca-Zamorano dieron al equipo madridista un billete adelantado. para la siguiente eliminatoria y dejó la huella de un jugador que ha crecido espectacularmente: Amavisca.Fue un partido sin cartel. Un escenario reducido al mínimo, tallado a la medida de su dueño, un equipo infantil, con conceptos futbolísticos jurásicos: patadón al cielo y a rezar. El Real Madrid, su mejor comensal de los últimos años, no hizo los honores. Se mostró lento y distraído. Espeso y plomizo el Madrid, su rival encontró oxígeno. Sólo padeció con los destellos de su compatriota. Primero, con un quiebro sutil del danés y toque de billar para Amavisca, que se topó con el portero del Odense. Luego, con un galope del cántabro cuyo centro desde el banderín remató el danés al larguero. Ahí se secó el repertorio blanco del primer tiempo.

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El Odense Stadium es un campo achicado, corto y estrecho: el hábitat natural de un conjunto que desprecia 40 metros. Al Odense le incomoda el balón y si el rival es superior, cuanto menos aterrice mejor. Desde el principio obligó al Madrid a maniobrar sin espacios. El balón no circuló con fluidez, siempre estuvo dislocado, ya fuera en las piernas (le Redondo, Michel o Martín Vázquez, sus conductores naturales.

Tan sólo Laudrup, supo abrirse paso. El danés tuvo más presencia que en sus últimas apariciones. Incluso su tránsito por el área fue inusual. Estuvo siempre en el rondo y se ofreció para todas las jugadas verticales. Pero el partido nunca se movió a su compás. Sus compañeros no participaron de su travesía.

Cada minuto de somnolencia madridista engordaba la ilusión danesa al tiempo que aliviaba su susto inicial. Poco importaba que Buyo tardara 27 minutos en estrechar sus manos al balón, apenas piara un despeje de puños. El Madrid se fue quedando sin discurso, hasta que una pájara de Alkorta. y Martín Vázquez le dejó afónico. Schjonberg, un lateral zurdo de enorme envergadura, fusiló a Buyo desde 30 metros. El gol llegó cuando más escuece, en el último suspiro del primero tiempo.

Aún cabizbajo, al Madrid se le alteró de nuevo el pulso. El camerunés Tchami alojó el balón en la red cuando apenas había comenzado la segunda parte. El banderín del linier quebró la hombrada y el gol se anuló. Mientras, el Madrid insistió en su estrategia.

Pasado el acongojo, el Madrid recuperó el mando y con Laudrup de nuevo sobresaliente fue trenzando mejor. Era cuestión de esperar. Y sobre todo, de ponerse en manos del danés. Así llegó la mejor jugada del partido, un monumento a la estética, al deleite de cualquier aficionado. Laudrup la pidió en la medular. Miró de aquí para allá y descubrió a Amavisca, soberbio en el desmarque en carrera. Éste corrió de extremo y dio un pase de tiralíneas para que Zamorano empujara el balón a la red. La jugada acreditó el partido y tumbó al Odense, que se dio de bruces contra una realidad que hasta entonces sólo el Madrid se había empeñado en desfigurar.

El golde Amavisca no abortó el carácter revoltoso del partido, alocado en muchas fases, como la que propicio el empate danés, en un disparo con anticipación de Hjoth. Así y todo, fue un espejismo para el Odense, que siguió ahogado en su juego primitivo y rancio.

Los minutos finales dejaron el reencuentro de Laudrup con el gol. El danés entró en el área burlando cadáveres hasta que batió a Hogh. Fue el premio a la elegancia y al esfuerzo del mejor director de orquesta de la noche.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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