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TVE-1 relega al horario de madrugada los últimos episodios de 'La ley de Los Ángeles'

En 1986, Steven Bochco abandonaba la mugre de aquella comisaría de Hill Street para descubrir en un rascacielos la basura de los nuevos tiburones tras una firma de abogados. La ley de Los Ángeles iniciaba una carrera llena de éxitos: 15 Emmy, incluido el récord como mejor drama durante cuatro años seguidos. En la televisión de Estados Unidos murió en mayo de este año, tras ocho temporadas en antena. Ahora, con un desfase de dos años, llegan a TVE-1 los nuevos episodios, que marcan la recta final de la serie. Y al final de la programación siguen, a las 1.45 cuando sólo los muy adictos son capaces de quedarse para ver una serie que merecería un lugar privilegiado en el prime-time.

La ley de Los Ángeles comenzó a resentirse el paso del tiempo hacia la quinta temporada (1990-1991), cuando Steven Bochco, que la creó junto a la abogada Terry-Louise Fisher, estaba en otras historias.De la primera época, la de Bochco y David E. Kelley (Picket fences), quedan en el recuerdo pequeñas perlas como aquel episodio en el que Jimmy Smits (Cifuentes) suda tinta frente a un duro adversario, un abogado enano (David Rappaport) dispuesto a utilizar la conmiseración hacia su persona para ganarse al jurado.

El éxodo de actores comenzó con la salida de Jimmy Smits y Harry Hamlin (Kuzak). Una nueva adquisición, Amanda Donahoe, en el papel de la abogada bisexual C. J. Lamb, volvió a poner la serie en candelero: C. J. le echa los tejos a Abby (Michéle Green) y un beso entre ellas pasa a la historia del prime time. En la quinta temporada, la serie ya había comenzado a dar signos evidentes de agotamiento y episodios como en el que Rosalind Shays (Diana Muldaur), una socia de la firma, se cae por el hueco del ascensor, marcaron la entrada de aires de folletín y farsa.

Los productores Steven Bochco y David E. Kelley anunciaron su retorno para reflotar la empresa, pero volvió a haber desbandada de actores, precisamente la de quienes habían protagonizado algunos de los mejores momentos, como Cecil Hoffman (Zoey), Michael Cumpsty (Frank Kittedge) y Conchata Farrell (Susan Bloom). Amanda Donahoe fue una pérdida lamentada unánimemente. Tampoco estará ya Michelle Green y Susan Dey se fue a El trébol azul.

Un nuevo equipo de productores -John Masius y John Tinker, que estuvieron en el drama hospitalario que lanzó a Denzel Washington, St. Elsewhere, se hizo cargo del barco que hacía aguas. Se incorporó a un actor de serial, el hispano A. Martínez, en el papel del abogado Daniel Morales, que se encargará de darle marcha latina a los romances del personal del bufete. El depredador Arnie Becker (Corbin Bernsen) se precipita por una crisis de misticismo. Susan Ruttan (Roxane Melman) busca desesperadamente padre para un antojo de hijo, y Michael Tucker (Stuart Markowitz) es golpeado en los disturbios de Los Ángeles, tras el primer juicio sobre el caso Rodney King, y recobra la conciencia con la mentalidad de un niño que prefiere los dibujos animados al sexo.

En abril de 1993, se planteó la segunda operación rescate. NBC hizo lo que nunca había hecho ninguna cadena: reconocer y enmendar sus errores. La promoción de los nuevos episodios rezaba así: "¿Recuerdan cuando La ley de Los Ángeles era su programa favorito? Esta noche volverá a suceder".

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