El cable en España

Sistemáticamente, su periódico ignora la realidad del cable en España. Como si quisieran hacernos desaparecer por no estar regulados. Desgraciadamente, no sólo su periódico actúa de este modo, pero especialmente sí es EL PAÍS quien más, interés parece tener por ignorar una realidad que, como tantas, otras, está por delante de los gobernantes. El último estornudo del vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, parece haber descubierto de nuevo que hay mercado, pero sobre todo que hay mucho interés. En León, perdón por la modestia, hace cuatro años que lo descubrimos, y me explico.Televisión de León, SA, es una realidad creada con capital exclusivamente privado (160 millones de pesetas totalmente desembolsados, prima incluida en la última ampliación). Cuatro años después, León dispone de una red de

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cable coaxial que permitiría distribuir nuestros servicios a 42.000 viviendas. De momento, sólo utilizamos una mínima parte de esa capacidad de información que admite el cable y nuestros servicios se limitan a 19 cañales de televisión, aproximadamente un 25% de la capacidad. Pero no somos la excepción. Al igual que nosotros, con otros números mayores o menores, hay al menos 29 empresas españolas de cable serio, agrupadas en torno a Aesdica, con varios miles de millones de pesetas invertidos en futuro. No es justo que se, nos siga definiendo como ¡legales (EL PAÍS, 7 de julio) y el autor del titular se quede tan fresco. Alguien es ¡legal o actúa como tal cuando lo que hace es contrario a la ley. Difícilmente podemos ser ¡legales si todavía nadie ha abierto la ventanilla en la que, al menos, presentar la solicitud de licencia. Además, cada vez somos menos "ilegales" (sic) por cuanto todas las sentencias coinciden en destacar que si alguien se ha quedado fuera de juego es la Administración, que llega siempre tarde, si es que llega.

Por cierto, dar a conocer en el periódico la sentencia del Tribunal Constitucional de 31 de enero de 1994 sería un ejercicio de libertad de expresión digno de EL PAÍS. Nadie podía imaginarse una sentencia tan abierta, oxigenada, decidida, comprometida hasta el tuétano con el artículo 20 de nuestra Carta Magna. Servidor, al menos, no ha leído hasta ahora una reflexión de ningún periodista defendiendo el derecho sagrado a la información con tanto ahínco. Por eso también resulta doloroso y decepcionante que EL PAÍS siga menospreciando e ignorando el cable real existente en España. Y mucho más doloroso cuando se puede explicar los intereses de fondo. Aparecen las grandes empresas interesadas en cable, grandes consorcios (EL PAÍS, 11 de noviembre de 1994), pero se olvida de las sociedades que ya estamos en el cable y haciendo televisión. Por cierto, textualmente, la sentencia a la que me refería en el anterior párrafo, y que es respuesta a un inquisidor en forma de funcionario del Gobierno Civil de. Huesca, dice entre otras cosas: "... El derecho a distribuir por cable señales de televisión, invocando el artículo 20 de la Constitución, que reconoce y protege los derechos a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción; la comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión... De la imposibilidad de otorgar concesión o autorización administrativa, debido, precisamente, a la omisión por el legislador de una regulación de las emisiones de televisión de ámbito local por cable; es claro que los actos impugnados privan a los recurrentes (TV Cable Huesca) del ejercicio de un derecho fundamental... Por eso y por mucho más, servidor, al frente de una empresa con 32 empleados, no me siento para nada ¡legal. Gracias.-

Director de Televisión de León.