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El oficial de las SS que sólo obedecía órdenes

Hauke Pattist, afincado en Oviedo, niega las acusaciones de crímenes en Holanda

Hauke Pattist, ex teniente de las SS, nacido en Utrecht (Holanda) hace 74 años, asiste con serenidad a las acusaciones que han vuelto a desencadenarse contra él en su país después de que la televisión holandesa difundiese un reportaje en el que se le califica de criminal de guerra. Vino a España en 1951 y se afincó en Oviedo, donde contrajo matrimonio con una asturiana, con la que ha tenido cinco hijos. Pattist lo niega todo. "Es una mentira sensacionalista", replica. Asegura que no le inquietan las imputaciones de haber cometido torturas y ordenado asesinatos de decenas de personas en la localidad de Hollandse Veld en noviembre de 1944, "Llueve sobre mojado", sentencia.El Gobierno holandés pidió su extradición a España hace diez años. "Primero accedieron a la petición, pero tras mi súplica la revocaron. En todo esto hay mucha intriga", replica. El Ministerio de Justicia no tiene constancia de que se haya solicitado una nueva extradición.

Fundó una academia de idiomas y un centro de traducciones en 1956 en la capital asturiana. Pattist, hoy jubilado, reparte su tiempo entre las ocupaciones domésticas, una tertulia en una céntrica cafetería con conocidos personajes de Oviedo y su afición a la literatura.

Hauke Pattist rechaza sin virulencia las graves imputaciones que se le hacen. "No tengo en principio nada de qué arrepentirme. No he ejecutado a nadie, no participé en ningún exterminio ni en torturas. Combatí en la II Guerra Mundial en una unidad de las SS, en laque ascendí hasta el grado de teniente; todo lo más que se puede decir de mí es que, cumpliendo órdenes, propiné golpes a detenidos en algún interrogatorio sin mayores consecuencias para ellos".

Pattist recorrió varios países, entre ellos Suráfrica, antes de llegar a España, donde se le concedió la nacionalidad en 1966. Domina cinco lenguas: holandés, español, inglés, francés y afrikaans. "Cuando terminó la II Guerra Mundial yo teñía. 24 años. Todos los que combatimos entonces ya somos viejos", sostiene este ex teniente de la SS, que no se arrepiente de su pasado. "Yo era un militar y sólo cumplía órdenes", alega.

Pero Pattist diferencia entre el respeto a las personas y la crítica al comportamiento de cada grupo. "Yo jamás intervine en ninguna caza de judíos. Nada tengo contra esas personas. Las hay buenas y malas, como en cualquier otro grupo social o étnico. Lo que no comparto de ellos es su deseo de separación, de mantenerse diferentes, casándose sólo entre sí y negándose a integrarse en los países en los que viven. Ellos sienten el orgullo nacional de considerarse el cuerpo elegido, y lo han mantenido al cabo de 2.000 años de diáspora. Pero yo creo que las personas y los pueblos deben integrarse en las sociedades en las que se afincan. No hacerlo suscita rechazo, como ocurre en España con los gitanos".

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