_
_
_
_

3.224 tubos rompen su silencio

El órgano del Palacio Real vuelve a sonar tras su costosa restauración

Elsa Fernández-Santos

El silencio se rompió ayer en la capilla del Palacio Real de Madrid. El viejo órgano que corona el oratorio, construido en 1778 por el mallorquín Jorge Bosch, vuelve a sonar con todo su esplendor después de tres años de una meticulosa restauración.Arreglar, recolocar y afinar los 3.224 tubos de estaño y plomo del enorme instrumento ha costado 18.000 horas de trabajo y casi 50 millones de pesetas. El alemán Gerhard Grezing, constructor del órgano del Auditorio Nacional, entre otros, se ha encargado de la reconstrucción de este instrumento histórico.

La capilla, con una capacidad para 400 personas, organizará a partir del próximo año ciclos de conciertos. Ayer, como primera muestra, la organista Montserrat Torrent ofreció un concierto en el que demostró la enorme belleza de este instrumento y la variedad de sus registros. "Es un órgano que en su día se adelantó a su tiempo", señaló ayer José Peris Lacasa, asesor de música del Patrimonio Nacional.

El órgano del Palacio Real, construido con maderas nobles, está casi escondido en lo alto de la capilla. Se escucha, pero no se ve. Aunque ayer, para mostrar también su enorme belleza visual, se pudo visitar y tocar. "Es la perfección para el ojo y el oído", señaló orgulloso su restaurador. A su lado, una joven pianista exclamó: "Es fascinante". El instrumento, una especie de caja de madera gigantesca acribillada por tubos gigantes, fue un encargo del rey Fernando VI.

"Un órgano es un instrumento muy, muy sensible, es muy fácil trastocar su sentido musical. Sus enemigos son las goteras, las ratas y la carcoma, pero el peor de todos es la mano pecadora del hombre", señaló ayer en su perfecto castellano Gerhard Grezing.

PASA A LA PÁGINA 8

En la región hay catalogados 132 órganos históricos

VIENE DE LA PÁGINA 1

La Comunidad de Madrid ha catalogado 132 órganos históricos en la región. El más antiguo es el que se conserva en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Remedios, en Estremera (1.100 habitantes). Este instrumento fue construido en 1716 por Pedro de Libona, organista de la Corona. Durante los últimos 50 años, roído por las humedades y el expolio, permaneció en el olvido. Algunas restauraciones, efectuadas a principios de siglo, le hicieron perder, incluso, parte de su antigua majestuosidad, informa Vicente G. Olaya.

Hace ocho años, la Dirección General del Patrimonio se propuso recuperarlo. Invirtió 10 millones de pesetas y miles de horas de trabajo. Los expertos tuvieron que restaurar por completo 483 tubos. Actualmente, el instrumento, está protegido por la Ley del Patrimonio.

Desde el pasado octubre, Estremera cuenta con uno de los mejores órganos de España. Los especialistas lo definen como "ejemplo del barroco castellano de líneas sobrias"'. El alcalde de la localidad, Carlos Fernández, del PSOE, se muestra orgulloso con la restauración. "Hemos recuperado parte de nuestra historia, oculta por el abandono y la desidia", relata.

Actualmente, el órgano de Estremera permanece mudo. El Ayuntamiento no puede costear la contratación de un músico que pueda tocarlo con la frecuencia deseada. "Estarnos en tratos con entidades bancarias para hacer posible que nuestro órgano barroco suene más asiduamente", comenta el alcalde.

Muchas ofertas

Para Gerhard Grenzing, resturador del órgano de la capilla del palacio Real, Madrid es ahora mismo una de las ciudades con mejor oferta para escuchar un concierto de órgano. Además de los dos del Auditorio Nacional está el de la iglesia de San Miguel, del propio Grenzing, el de los Jerónimos y el de San Francisco el Grande.

Grenzing cuenta cómo para resturar el del palacio Real han seguido los mismo métodos que se utilizaban hace siglos -"son los únicos métodos que sabemos que resisten el paso del tiempo"-. No se utilizan ni pegamentos modernos ni materiales nuevos, sino pieles, maderas y resinas, como antiguamente. El órgano, restaurado pieza a pieza entre un taller de Barcelona y Madrid, tiene sus teclas construidas con ébano y nácar. El nácar es tan difícil de conseguir que tuvimos que sacarlo de las orquillas que utilizan las mujeres".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_