Coches contra drogas
Hace unos años, siendo alcalde Juan Barranco, aparecieron en algunas calles de Lavapiés unos ostentosos letreros que decían: "Semipeatonalización del barrio de Lavapiés". Los que conocíamos que los centros históricos de las ciudades europeas se iban cerrando por completo al tráfico de coches pensábamos que, al fin, alguien pensaba apuntarse un buen tanto para dignificar unas calles abandonadas a las cuatro ruedas, a la suciedad, a la ruina especulativa o a la rehabilitación fea y sin consideraciones.El proyecto se quedó en tan ridículo, tan semi, que, de todo un barrio, tan sólo se hicieron peatonales tres pequeños tramos de una calle: Mesón de Paredes. Los coches, si respetaban las normas, tras muchos vericuetos y vueltas, podían rodar por todo el barrio. Esto, al parecer, según un grupo de vecinos que desde hace semanas se manifiesta y protesta por el barrio contra el tráfico de drogas (¿por qué únicamente contra esto?), creaba gran inseguridad en la zona. Por lo que han conseguido que toda la calle, el único reducto para peatones, vuelva a ser para los coches. Con el añadido de que ahora ya ni siquiera hay acera.
Claro que todo era un poco mentira. Salvo excepciones, justo en el momento que el Ayuntamiento colocaba los bolardos para impedir el paso de los vehículos, nunca fue esta calle para peatones. A las pocas horas o días aparecían arrancados por manos anónimas. Testigos hay de los atascos que se montaban a diario por la calle peatonal, en la que "por no pasar coches aumentaba, según estos vecinos, el tráfico de drogas y la delincuencia. Será por esta razón por la que en el resto del barrio, atestado de coches, no hay ni chorizos, ni suciedad, ni yonquis, ni especuladores, ni constructores desalmados; sólo placidez, paseos tranquilos y sin sobresaltos.
Con Mesón de Paredes calle rodada dejará de haber yonquis, mangutas, peleas y mierda a toneladas. Volverá la calma al barrio y, sobre todo, cada vecino y comerciante podrá meter su coche hasta en el portal de su casa, probablemente lo que se pretendía. Pero, ¡ay!, ¿será esto también inseguridad?, quizá no puedan pasar, como en el resto del barrio, las ambulancias, los bomberos y la policía que quieran. Para colmo, los tan ansiados espacios abiertos del barrio, como la plaza de Agustín Lara, ya tampoco son para vecinos, ni ancianos, ni niños, ni para nadie: ha sido tomada por los coches, que si nos atropellan lo harán al menos legalmente.-
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