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El plan de Argentaria para Chamartín no logra convencer al Ayuntamiento

El PP está decidido a esperar la fuerza de los votos frescos para dar luz verde a la Operación Chamartín, una actuación urbanística tan ambiciosa como compleja. Los responsables municipales de Urbanismo aconsejan al alcalde, José María Álvarez del Manzano, y al candidato a presidente de la Comunidad, Alberto Ruiz-Gallardón, que demoren la decisión para no introducir un elemento polémico adicional durante la campaña electoral previa a las elecciones municipales y autonómicas de mayo próximo.Con esa consigna, el nuevo Plan General de Madrid se aprobará previsiblemente (si es que se cumple la promesa de aprobarlo en el Ayuntamiento antes de final de año) con una mancha indefinida sobre la actual estación de Chamartín y su entorno.

Los ganadores del concurso convocado por Renfe para enterrar las vías y reformar la estación de tren más concurrida de España (el grupo bancario Argentaria, con un proyecto de Ricardo Bofill) han presentado en seis meses dos variantes de su proyecto a los responsables municipales de Urbanismo, pero, de momento, ninguno de los dos ha convencido al equipo de gobierno municipal.

PASA A LA PÁGINA 3

El PP da largas a Argentaria hasta después de las elecciones

VIENE DE LA PÁGINA 1El primer diseño de Bofill, presentado en primavera, pretendía edificar un millón de metros cuadrados sobre las 62 hectáreas que comprende en principio la operación. Unas 5.000 viviendas, edificios de oficinas y un centro comercial de 180.000 metros cuadrados (que los concejales del PP consideran un punto más de fricción con el pequeño comercio) rentabilizarían la operación.

El concejal Pedro Ortiz, uno de los encargados de las negociaciones entre el Ayuntamiento y Argentaria, explica el problema de la densidad de construcción con la metáfora del cajón. "Si llenamos demasiado el cajón, no cierra, y lo que metemos dentro se sale; pero tampoco compensa tener un cajón enorme para meter cuatro cosillas", afirma. Así que los urbanistas municipales vieron que el cajón no cerraba y pidieron a los arquitectos que recortasen metros edificados sobre la estación de Chamartín.

La semana pasado los planos de la cubierta de la estación volvieron a las mesas de la Oficina del Plan. Esta segunda opción restaba edificabilidad pero incluía más terreno del previsto en principio, según informó una fuente del gobierno municipal, quien añadió que esa ampliación es difícilmente asumible.

Aunque esa fuente, no señala qué terrenos se incluyen en esta variante del proyecto, uno de los posibles ensanches de la operación serían las vecinas cocheras de la Empresa Municipal de Transportes. Para ello, la EMT debería buscar un garaje más lejos del centro de la ciudad para sus autobuses; una opción que previsiblemente encarecería la gestión por tener que recorrer más kilómetros los vehículos hasta las cocheras.

Argentaria, obviamente, pretende obtener rentabilidad al proyecto, en el que se invertirán no menos de 200.000 millones de pesetas en 12 o 15 años. Tiene 75 años para sacarle provecho a la operación. Renfe se lleva también su trozo del pastel: Argentaría le construirá una sede central y se lleva el 53% de los beneficios.

Y a los problemas de gestión se suman los previsibles escollos jurídicos que planteen los antiguos propietarios de los suelos, como ya ocurrió en el proyecto de las torres de KIO en la plaza de Castilla. El terreno sobre el que se construyó la estación de Chamartín fue expropiado para uso ferroviario, de modo que al modificarse el fin de esos terrenos (con la consiguiente ganancia) los antiguos dueños (una gran parte pertenecía a la Compañía de Jesús,) tienen un argumento legal para intentar recuperar su propiedad. De hecho, los jesuitas presentaron hace un año una demanda contra Renfe por ese motivo.

La ordenación vial de la zona y el reparto general de los espacios están ya consensuados. Urbanismo considera que la conexión vial entre el este y el oeste se resuelve adecuadamente en los planos presentados.

'Piscina' transparente

Urbanismo acepta la solución del parque central que se levantará sobre las vías y que incluye una lámina de agua de fondo transparente que da luz al subsuelo -un elemento que ya propuso el arquitecto catalán en su diseño para la reforma de la plaza de Oriente-.

Un arquitecto vinculado a Urbanismo apunta que esa idea viene al pelo para evitar la complicación técnica de construir justo encima de las vías.

Los edificios se disponen alrededor del parque en alturas que van desde las nueve o diez plantas en la zona sur, a las dos o tres de las viviendas en el norte, de la estación.

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