"Con mi vida se podrían saber muchas cosas de la historia española"
Fue la gran dama del teatro de los años cincuenta. Se tenía tan ganada a la crítica y al público que le llamaban "la Valdés", así, por el apellido, que es como se engrandece a los profesionales del teatro. Pero ella, una "actriz osada" entonces, apenas pasaba de los veintipocos años. Corrió mucho la actriz: Zorrilla, Lope de Vega Shakespeare..., pero fue precisamente después de interpretar Macbeth en los festivales de Sevilla cuando decide dejar el teatro por incompatibilidad con su matrimonio con el médico de Franco, el doctor Vicente Gil. María Jesús Valdés, llamada por Nuria Espert, vuelve a los escenarios 34 años después con El cerco de Leningrado, una obra de Sanchis Sinisterra y dirigida por Omar Grasso.
Pregunta. ¿Tiene importancia la edad de una actriz mientras la voz llegue nítida al público?
Respuesta. No la tiene, pero aquí se mira mucho la edad. Por ejemplo, Alain Delon, la última vez que ha venido a Madrid, estaba muy sorprendido porque decía que lo único que le preguntaban era por su edad y sus ideas políticas.
P. Desde que se estrenó esta obra en Barakaldo el 10 de marzo están de gira. ¿Qué significa aterrizar en Madrid?
R. Para nosotros tiene una importancia tremenda, esta plaza es como la piedra de toque para los toreros.
P. ¿Con un texto de Sanchis Sinisterra y teniendo a Nuria Espert como partenaire, ¿el embarque es especialmente difícil?
R. El cerco de Leningrado es un texto difícil. El título desvirtúa un poco lo que es el contenido de la función, que no va de bombas, sino de la historia de una mujer y una amante del mismo hombre. Desde luego, Nuria me ha dado la gran oportunidad; cuando me llamó nunca pensé que tendría un mano a mano con ella. Darle la réplica en el teatro es como un sueño.
P. ¿Es fuerte para una actriz estar media vida renunciando a la escena?
R. Sí, se ha hecho duro, pero yo tuve que elegir entre dos amores porque no eran compatibles y me decidí por mi marido, que además se lo merecía. Mira, como dice Nuria Espert, así puedo presumir de tres vidas: mi primera etapa de actriz un tanto osada, una segunda etapa como ama de casa dedicada a su marido y a sus hijos, y ahora, con mi regreso, celebro mi tercera vida.
P. Aunque usted ya se reestrenó hace tres años con La dama del alba...
R. Sí, aunque aquello no es comparable con El cerco de Leningrado. De todas maneras, aquel personaje, aunque era bastante lineal, me demostró que tenía memoria en escena, que era mi gran obsesión cuando me planteé volver.
P. Dejar el teatro para casarse, ¿fue un acto heroico, sumiso o frustrante?
R. Bueno, fue una decisión dura, pero no me importaría repetirla, ya que mi marido fue un hombre consecuente con sus ideas, de los pocos que he conocido.
P. Con su vida se podría hacer un guión de cine. ¿Le gustaría?
R. ¡Uy! Yo soy antifotogénica y para trabajar en el cine la cámara te tiene que querer. Pero sí, la verdad es que a través de mis circunstancias en la vida podrían salir muchas cosas de la historia de España.
El cerco de Leningrado. Teatro, María Guerrero, hasta el 27 de: noviembre. De martes a sábado, a, las 20.00. Domingos, a las 19.00.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.