Jacques Santer se impone y doblega a Leon Brittan en la lucha por el reparto de carteras en Bruselas
Jacques Santer aprobó su primera y dificil asignatura. El reparto de carteras que propuso, logró el apoyo de la Comisión Europea que, bajo su presidencia, llevará la iniciativa y la línea ejecutiva de la Unión Europea (UE) desde enero próximo. "La decisión es definitiva", subrayó por tres veces en público. Y es que ese reparto era la primera prueba de fuego de su mandato. Leon Brittan, con algún apoyo en Hans van den Broek, se opuso reiteradamente al reparto, que disminuye su papel. Santer aseguró que su Comisión "será política, no tecnocrática".
Brittan llevó hasta el final su resistencia numantina a la distribución de carteras presentada por Santer. El reparto había sido oficializado a primera hora de la mañana: los comisarios encontraron en un papel la confirmación de sus puestos, con algunas modificaciones menores sobre lo conocido. Sólo en dos carteras figuraba el asterisco del desacuerdo: la. del británico Brittan y la del holandés Van den Broek quienes se sentaron uno junto al otro durante la larga reunión.¿Qué había ocurrido? Simplemente, Brittan había logrado al fin convencer al otro presunto damnificado para que diera marcha atrás sobre su acuerdo "de principio" en aceptar la división de su cartera, las Relaciones Políticas Exteriores, y quedarse con los países del Este (política, economía e instrumentos financieros para este área). Así, no se presentó en solitario a la reunión. En vez de veinte contra uno, diecinueve contra dos.
El peleón británico pretendía mantener Comercio Mundial y también los países del Este, una competencia estrella para los próximos años. Y propuso endosar a Van den Broek el tema del que él mismo ha venido siendo responsable: las relaciones con los países industrializados.
La reunión no lograba desembocar en acuerdo. Hasta que los demás se plantaron. Los españoles Manuel Marín y Marcelino Oreja, el belga Karel Van Miert, el alemán Martin Bangemann y otros pidieron al presidente que "asumiera su responsabilidad con el apoyo total del colegio". Y sin votaciones secretas. Era la trampa mortal para el disidente. Así fue. Santer aguantó el envite. Y por eso pudieron decir luego que "se había ratificado la autoridad del presidente" y la capacidad del nuevo colegio de tomar decisiones. Los españoles habían aumentado su peso político, marcando el punto de inflexión en un momento decisivo.
"No estoy de acuerdo con mi cartera", apostilló al final Brittan. Pero sólo le queda renunciar a su puesto, o tragar quina.
En el nuevo organigrama queda consagrado el esquema deseado por Santer, de atribuir toda la política, la economía y las finanzas a comisarías "geográficas" (Marín, Broek, Brittan, Pinheiro), en vez de que la política estuviese en una cartera y la economía en otra. "Así la Comisión hablará con una sola voz frente al exterior", dijo Santer para explicar una de las novedades que más aprecia en su esquema.
Otra decisión muy relevante es que la última palabra sobre las tareas de algunas de las carteras decisivas se la reserva el presidente "en acuerdo" con el comisario responsable, a fin de "garantizar la coordinación", que es más difícil con 21 comisarios que con 17. Eso afecta específicamente a la PESC (van den Broek); Política económica y monetaria (Silguy) y Cuestiones institucionales (Oreja). Por un lado estarán más cerca del presidente; por otro, bajo su supervisión directa. Es muy significativa la coloración ideológica de estos tres comisarios: dos democristianos y un gaullista tecnócrata. Quizá con ello Santer aspira a compensar el abrumador peso socialdemócrata en su equipo.
Santer hizo una llamada especial a los electores suecos y noruegos ante sus referendos de adhesión. "Las carteras atribuidas a Stoltenberg y Gradin son un empujón" a la campaña por el sí. "No me planteo" la posibilidad de que no se adhieran, añadió, al ser preguntado por qué ocurriría con esas carteras si las votaciones resultasen negativas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.