La misa de los sabados
Monseñor Ricard María Carles, Arzobispo de Barcelona, ha tenido una frase aguda. "¿Es que no ganan lo suficiente abriendo de lunes a sábado?", refiriéndose a los almacenes y supermercados, a las grandes superficies e hipermercados, a los centros comerciales repletos de pequeñas tiendas, que pretenden abrir en días festivos.. Ello indica una conciencia muy sensible, propia de quien ha elegido la vía del ' espíritu y vuelve las espaldas al becerro de oro. Pero una persona culta y concienzuda, como el señor Arzobispo, no debe quedarse en la apariencia de las cosas.
Santo Tomás de Aquino en la Summa Theologica, al discutir la cuestión de si "es lícito vender una cosa por más de lo que vale", llegó a la conclusión de que los beneficios no son malos ni buenos en sí, sino que lo son según el modo en que se empleen. Si el comerciante los utiliza para sostener a su familia en el nivel social al que están acostumbrados, o para obras de caridad, u otros fines laudables, el beneficio habrá tenido efectos virtuosos. Por ello, en principio y con todo respeto, el señor Arzobispo no es quién para decidir si la suma total de beneficios obtenidos por esta gran distribuidora dueña de varios hipermercados, o aquellas pequeñas boutiques explotadoras de franquicias en un centro comercial, es excesiva o no.
Para seguir con mi fino análisis filosófico, debo preguntarme qué es lo que se vende en esos almacenes, grandes superficies y centros comerciales, que tanto vale. En todo caso, si obtienen un beneficio por el margen de diferencia entre lo que les costaron los bienes y servicios que ofrecen y el precio al que los venden, ello estará justificado si valen su precio para quien lo paga.
Si, en vez de ser tan fino, quiero que se me entienda, diré que los comerciantes obtienen beneficios cualquier día de la semana, incluso el día de la Constitución o de la patrona del lugar, si atienden a la demanda y controlan sus costes. Yo creía que estas cosas en Barcelona se sabían.Lo esencial es saber qué vale para los consumidores que los comercios estén abiertos en días festivos o que se instale una cadena de tiendas de descuento en distintos barrios de la ciudad. Podemos imaginarlo, o preguntarlo por medio de una encuesta, o haciendo un estudio de mercado, pero la mejor manera de saberlo es probar, como se venía probando desde el famoso Decreto Boyer. Los propios consumidores lo dicen a través de sus compras en festivos y del aumento o disminución que tales compras causan en el total semanal.
Ese tipo de prueba práctica se asemeja a la que realizaron los señores obispos y arzobispos cuando decidieron que las misas de días de guardar, no sólo podían oírse en la mañana de los propios domingos o festivos, sino también por la tarde, así como el sábado o día anterior. Hermosa flexibilidad comercial la de la Iglesia: busca aumentar el número de fieles que cumplen con el precepto dominical atendiendo a las circunstancias de la demanda.
Cabe, el peligro, claro está, de que las otras denomina ciones religiosas, sobre todo las que han fijado sus días de guardar el viernes o el, sábado, se quejen de la competencia que les plantea la Iglesia cató4ca y pidan que se aplique a la apertura de las iglesias el Real Decreto-Ley 2/93, de 9 de diciembre. de regulación de horarios co merciales. Pido excusas a Fulgencio Alcaraz si he dicho injustificadamente alguna cosa ofensiva sobre su persona en mi artículo "De rositas". A veces mis fuentes son incompletas...
