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ELECCIONES VASCAS

González asume su "parte de responsabilidad" en el revés

Felipe González no pudo anunciar ayer, como le hubiera gustado, la recuperación del PSOE tras el fracaso electoral en las europeas de junio. El revés electoral del Partido Socialista de Euskadi (PSE-EE) ha sido tan manifiesto -de 16 a 12 escaños- que ha tenido que jugar a la defensiva. Vestido con traje cruzado, en un tono de gravedad institucional, el presidente del Gobierno asumió ante los periodistas, en el Palacio de Exposiciones y Congresos, la "parte de responsabilidad" que le toca por la incidencia de la política general de España, con sus escándalos de corrupción, en el fracaso socialista en el País Vasco.

González, al asumir su responsabilidad en el fracaso electoral vasco, quiso salvar al desolado secretario general del PSE-EE, Ramón Jáuregui, a su equipo y al proyecto de socialismo vasquista que representa ante el exterior y el propio interior del PSOE. Pero, para que aún quedara más claro, en su breve encuentro con la prensa repitió hasta tres veces su "absoluta solidaridad" con el secretario general del PSE-EE. "Tenemos un equipo humano extraordinariamente valioso y un buen proyecto que irá calando en la sociedad vasca. Tengo una gran confianza en Jáuregui y en todo el equipo dirigente. Me parece gente de primerísima categoría y seguramente recuperarán una parte del apoyo social que en este momento no han tenido", dijo un González muy serio.

El presidente del Gobierno, a la vista de los resultados, no descartó la posibilidad de que el PSE-EE, pese a mantenerse como segunda fuerza, pase a la oposición en Euskadi, pero aclaró rotundamente que él no va a interferir en la decisión de los socialistas vascos. "No interferiré para nada en lo que considero una reflexión absolutamente necesaria y que sin duda se hará allí". González destacó el sacrificio del PSEEE por haber contribuido a la gobernabilidad de Euskadi en un Ejecutivo de coalición con el PNV, que ha sido muy bueno para el País Vasco y para España", pero al que no ha sacado rentabilidad electoral. Interpretó que "una parte del electorado no lo ha entendido" y ha optado por la abstención.

Para no dejar un poso de amargura, González se aferró al único rasgo positivo del resultado del PSE-EE, su ascenso en 10.000 votos respecto a las europeas de junio. "Las elecciones europeas marcaron un cierto mínimo. Tenemos 10.000 votos más y el ambiente, en términos generales, es mejor. Se va a ir consolidando en los pró,ximos meses y vamos a remontar la situación".

El desasosiego en la dirección del PSOE era ayer patente. Los socialistas han vuelto a tomar conciencia, tras dos meses de recuperación de la iniciativa política, de que el PP puede relevarles en las próximas- elecciones generales que, según insistió ayer Felipe González, no se convocarán hasta 1997.

La evidencia de que el PSOE decrece en votos, en tanto que el PP sube espectacularmente en feudos en los que tradicionalmente era casi una fuerza marginal, empujó ayer a los dirigentes socialistas, de nuevo, al pesimismo. Cataluña, País Vasco y Andalucía han sido durante muchos años la reserva natural del voto socialista, donde su diferencia con el PP era abismal. El País Vasco se ha convertido en una segunda edición de lo sucedido en. Andalucía en junio. La nueva situación será debatida en la próxima ejecutiva federal del PSOE, donde no se escucharon ayer los reproches que hace un año padeció desde el guerrismo el candidato socialista en Galicia, Antolín Sánchez Presedo, tras su estrepitosa derrota frente a Manuel Fraga. Tampoco contó Sánchez Presedo con el respaldo que ayer ofreció a Jáuregui el líder de su partido, Felipe González.

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