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HORTALIZAS CONTAMINADAS

La larga vida de los elementos radiactivos

El accidente radiactivo registrado el 7 de noviembre de 1970 en la sede de la Junta de Energía Nuclear (JEN) supuso "el escape a la red de desagüe general de unos 300 curios de productos de fisión de vida larga (contenidos en 40 litros)% según señala la JEN en uno de sus informes confidenciales de la época "para uso exclusivo de los miembros de la Comisión de Seguridad". Otros documentos de la época hablan de una fuga de 80 litros y, por tanto, de 600 curios, es decir, algo más de 7 curios por litro. Un curio equivale al número de transformaciones nucleares por segundo en un gramo de Radio266. El límite tolerado para agua de consumo es de 0,00000000001 curios por litro de agua.El líquido que escapó al alcantarillado de Madrid y al Manzanares -y de ahí a los huertos de este río, del Jarama y del Tajo- contenía, según un análisis fechado el mismo día 7 de noviembre, cantidades apreciables de Estroncio-90, Cesio137, Rutenio-106, Uranio, Plutonio..., aunque en documentos posteriores ya no se habla de uranio ni plutonio, seguramente porque las cantidades de estos elementos eran mínimas. La exposición humana a esos elementos por encima de los límites tolerables origina diversos tipos de cánceres y sus efectos obviamente se multiplican si, como es el caso, se ingieren a través de los alimentos. El Estroncio-90, por ejemplo, se fija en la masa ósea y produce leucemia. El Cesio-137 puede causar diversos tipos de cánceres y se fija especialmente en el tejido muscular. El plutonio afecta especialmente a hígado y huesos.

No obstante, los efectos sobre la salud de la población afectada no se conocerán jamás. Nadie quiso, ni entonces ni en los años posteriores, hacer un estudio epidemiológico entre los habitantes de los pueblos afectados ni entre los potenciales consumidores de las hortalizas radiactivas.

Además, la vida activa de esos elementos radiactivos se prolonga durante muchos años. Así, la actividad del Cesio-137 se prolonga durante 40 años y la del Estroncio-90, 30 años, aun que sus emisiones se reducen permanentemente. En el caso del uramo y del plutonio, su vida activa se prolonga durante miles de años. Por tanto, los expertos consideran que hoy todavía puede medirse radiactividad en las zonas afectadas por aquel accidente, especialmente entre los lo dos y barros de los ríos.

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