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ELECCIONES 94: VIRGINIA

La venganza de Oliver North

El histriónico oficial que mintió al Congreso en el escándalo Iran-Contra acaricia el escaño de senador

Antonio Caño

No sé si todo Virginia es como Potomac Mills. Pero si lo es, Oliver North será el próximo senador por ese Estado. No todo Estados Unidos debe ser como Virginia, porque si lo es, el histriónico oficial que mintió al Congreso y al país sobre el Irán-Contra podría acabar siendo presidente. De momento, sus posibilidades de conseguir lo primero y de consumar el más alarmante fenómeno político en las elecciones del 8 de noviembre son considerables.Potomac Mills es un gigantesco centro comercial donde al caer la tarde se reúne la clase media suburbana y las familias de los militares que trabajan en el vecino Pentágono para hacer compras baratas. Hay poco interés por la política en un sitio como ése. En realidad, lo que hay es rechazo a la política en su concepción tradicional, desprecio a los políticos y desinterés por casi todo lo que tenga relación con el Gobierno. Preocupan el crimen y los impuestos, se respeta a la gente que alardea de hablar de frente y se quiere una autoridad con mano dura. Punto.

No es sorprendente ver a Oliver North moverse como pez en el agua en ese terreno -"Si quieren cambiar el Washington de Bill Clinton, yo soy el candidato", dice su publicidad electoral- Pero sí es un poco hiriente que esto tenga que ocurrir precisamente en un Estado como Virginia, escenario privilegiado de la historia de este país. A muy pocos -kilómetros de Potomac Mills, en Monticello, Thomas Jefferson, intelectual, liberal y refinado, debe de estar retorciéndose en su tumba ante este espectáculo. Y hasta George Washington, militar y enérgico como él, se sentirá incómodo de que hayan colocado propaganda de North en la puerta de su vieja mansión. North fue condecorado en la guerra de Vietnam, pero el resto de sus batallas no fueron precisamente gloriosas.

Oliver North entró en la pequeña historia norteamericana porque, a mediados de los años ochenta, sirvió de agente de la Administración de Ronald Reagan para venderle armas al Gobierno de Irán con el fin de obtener dinero para la Contra nicaragüense. La investigación posterior, y sobre todo su declaración en el Congreso en medio de un circo televisado, le convirtió en una celebridad. Oliver North fue considerado culpable de haber destruido información oficial y de haber obstruido a la justicia, pero el caso ante los tribunales fue sobreseído porque la acusación no pudo utilizar información que el oficial del Ejército había suministrado al Congreso acogiéndose a inmunidad. Desde entonces se dedicó a escribir libros, conceder entrevistas y, en definitiva, a la carrera política.

Nadie podía imaginar entonces que llegaría tan lejos. Nadie podía tampoco creer que el terreno de Virginia estaría tan abonado para los chistes fáciles sobre Bill Clinton, a quien North presenta con frecuencia como un peligroso izquierdista. Pero, sobre todo, nadie podía anticipar que Oliver North, a sus 50 años, se encontraría con un rival tan vulnerable como el actual senador demócrata Chuck Robb. A sus reconocidos escándalos sexuales, Robb suma su estrecha colaboración con el presidente, una virtud muy discutida en estos tiempos y en estas tierras.

Chuck Robb fue también marine en su juventud y está casado con una hija del ex presidente Lyndon Johnson. Años atrás, cuando colaboró con la Administración de Reagan y se presentaba como un moderado, su nombre llegó a sonar como un aspirante a la Casa Blanca. Pero la campaña de North ha rematado su prestigio con un anuncio en el que se asegura que el senador consumía cocaína durante sus orgías en Virginia Beach.

Oliver North echó ya de la carrera electoral nada menos que al antiguo gobernador de Virginia, Douglas Wilder, que en 1992 fue aspirante a la presidencia. Y, con más de 11 millones de dólares reunidos en esta campaña, multiplica ya por cinco los apoyos económicos recibidos por Robb.

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Los argumentos de North son simples: no al aborto, aunque se trate del fruto de una violación; no al control de armas; no a la libertad condicional para los presos; no a los homosexuales -ni en el Ejército ni fuera de él-; no a los impuestos. Propone más inversión en cárceles y en las Fuerzas Armadas, de las que se dice su abanderado y protector, con un discurso pseudopatriótico que produce entusiasmo entre sus seguidores y vómitos entre sus contrarios.

"No es de extrema derecha, simplemente comulga con el promedio ideológico de este Estado", dice su portavoz, John Koziak. "En cierta medida, North representa el clásico populismo que dice defender a la gente común contra el atrincherado establecimiento", afirma el historiador Michael Kazin. Ese establecimiento que un día lo quiso utillizar como chivo expiatorio y contra el que ahora clama venganza.

Entre los suyos se le conoce como Ollie, o "el héroe". El número de los suyos ha ido creciendo en la medida en que crecieron sus posibilidades electorales. Inicialmente respaldado por la derecha cristiana y el ala más derechista del Partido. Republicano, otros señalados dirigentes del grupo de la oposición se han sumado posteriormente a la candidatura de North. El senador Bob Dole, el ex vicepresidente Dan Quayle, Jack Kemp, Plill Gramm y Dick Cheney han participado, con mayor o menor entusiasmo, en actos de apoyo al candidato de Virginia. El último en añadirse a esa lista fue el ex secretario de Estado James Baker, quien confesó a The New York Times: "Yo no estoy de acuerdo con todo lo que haya dicho o hecho North durante la Administración de Reagan, pero eso no quiere decir que no prefiera que los republicanos tengan el control del Senado, y North podría muy bien estar llamado a ocupar uno de los asientos". North tuvo una fuerte contesta ción para conseguir la nomina ción como candidato por su propio partido. Hubo dirigentes republicanos que dijeron que lo último que harían en la vida sería votar por él. Todos ellos han cambiado de opinión. Solamente su antiguo jefe, Ronald Reagan, que llamó a North "mentiroso" por mencionarle como principal responsable del Irán-Contra, se ha negado a expresarle su respaldo a esta nueva y polémica figura conservadora.

La campaña electoral en Virginia es una de las más sucias del país. Ha sido calificada por la prensa de "batalla entre mentirosos", porque ambos candidatos dedican más tiempo a desmentir su pasado que a ofrecer un futuro. Oliver North lo tiene más fácil porque, en el fondo, el Irán-Contra es un asunto superado en este país. "Bill Clinton es un peligro real y presente. El Irán-Contra es una vieja historia", afirma Mark Merritt, uno de los asesores del candidato republicano.

Clinton ha sido el objeto preferido de los ataques de North. Recientemente, cuando el presidente decidió enviar una numerosa fuerza militar para contener la movilización del Ejército de Irak, North dijo que, por culpa de las reducciones presupuestarias impuestas por Clinton, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos no tenían hoy capacidad para repetir la guerra del Golfo.

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