EE UU ofrece a España 36 aviones F-18 de segunda mano y sin motores

La Navy, la Marina de guerra norteamericana, ofreció el pasado día 6 a España cazas F-18 de segunda mano, según anunció ayer en el Congreso el jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire, Ignacio Manuel Quintana Arévalo. La oferta, según las fuentes consultadas, consiste en 36 aparatos, dos escuadrones. La Navy no tiene, sin embargo, excedente de motores, por lo que habrá que comprarlos nuevos de fábrica. Además, será preciso modificarlos, para homologarlos con los 69 cazas F-18 que tiene España.

Sólo dos días después, la USAF, la Fuerza Aérea norteamericana, ofreció otros 36 cazas F-16 usados a España. Esta segunda oferta, sin embargo, no interesa a Defensa, pese a que el F-16 es más barato, pues supondría incorporar un nuevo modelo a la flota española de aviones de combate.El coste unitario de un F-18 de segunda mano, con motor incluido, se cifra en unos 15 millones de dólares (1.875 millones de pesetas), frente a los aproximadamente 10 millones (1.250 millones de pesetas) que cuesta cada F-16. España pagó 22 millones de dólares por cada uno de los 72 F-18 nuevos comprados en su día a la Navy.

El presupuesto de Defensa para 1995 incluye una partida ampliable de 1.800 millones de pesetas para la compra de aviones de combate, bajo la rúbrica de programa CX, que serviría para el primer pago de los F-18 si hay acuerdo.

El pasado 4 de octubre, después de que EL PAÍS difundiera la existencia de una partida para la compra de F-18 de segunda mano, el ministro de Defensa, Julián García Vargas, afirmó que España estaba interesada en adquirirlos, "pero todavía no hay ninguna oferta por parte de Estados Unidos". La oferta de la Navy llegó 48 horas después.

Los cuatro miembros de la Junta de Jefes de Estado Mayor y los dos secretarios de Estado de Defensa, Antonio Flos y Julián Arévalo, comparecieron en el Congreso para informar del presupuesto de 1995. Al contrario que en años anteriores, cuando se quejaron de la falta de recursos, los jefes militares, en respuesta al Grupo Popular, se mostraron moderadamente satisfechos con el aumento en un 7,6% de los gastos de Defensa, que ascenderán a 866.499 millones.

José Rodrigo, jefe del Estado Mayor de la Defensa, calificó el presupuesto de "aceptable", aunque "siempre tendríamos la aspiración de conseguir más dinero". En todo caso, agregó, "el presupuesto que aprueba este parlamento es el que rige y a él tenemos que atenernos". Rodrigo sólo se mostró preocupado por la posibilidad de que se amplíen los compromisos internacionales" de las Fuerzas Armadas y agregó que, si así fuera, haría falta un crédito extraordinario.

José Faura, jefe del Estado Mayor de Tierra, se declaró "satisfecho" con el presupuesto de su ejército, el que más aumenta, y consideró que "el empujón [presupuestario] de este año es una compensación por nuestro esfuerzo".

El almirante Juan José Romero Caramelo lamentó que la Armada no pueda estar tan contenta, aunque admitió, con ironía, que "cuando no se tiene dinero se aprende a administrar mejor". El general Quintana, parafraseando a su antecesor, dijo que, si sigue la tendencia, "el Ejército del Aire no va a tocar el suelo y podrá remontar poco a poco el vuelo".