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CITA CON LAS URNAS EN ALEMANIA

Los favores del 'amigo' de Baviera

La CSU, el sócio bávaro y más Cónservador de Kohl, mantiene su hegemonía a pesar de los escándalos

Miguel Ángel Villena

Una banda de viento de muniqueses ataviados con trajes regiónales que incluyen el inevitable sombrerito con pluma blanca, ameniza el prólogo del mitin de cierre de campaña de la Unión Social Cristiana (CSU), celebrado el viernes. El público tampoco deja lugar a dudas sobre su identidad bávara y los carteles electorales resumen la filosofía del partido parlamentario más conservador de Alemania: más ayudas a la familia, más policías y mano dura con los extranjeros revoltosos. Los aires folclóricos y el penetrante olor a salchicha !e confunden con las cifras del bienestar económico. El presidente de la CSU y ministro federal de Finanzas, Theo Waigel, lanza furibundos ataques contra la prensa independiente y contra los residentes de otros países mientras recita, una y otra vez, las recetas del Fondo Monetario Internacional. Estabilidad del marco, contención del déficit público y crecimiento económico del 2,3% en este año son los argumentos definitivos que acompañan los sones de los valses.La CSU reina de forma aplastante en el Estado libre de Baviera desde el final de la II Guerra Mundial con unas mayorías absolutas que brinda luego en bandeja a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Helmut Kohl para que gobierne en Bonn. La fuerte personalidad cultural e histórica de Baviera en una Alemania con una estructura marcadamente federal, ha permitido la identificación total de la CSU con el land más extenso del país. Nunca se atrevieron los democristianos de la CDU, implantados en el resto de Alemania, a poner sus pies en Baviera. Al margen de este pacto implícito entre la derecha federal y los bávaros, la CSU presenta el perfil más ultraconservador de la coalición gubernamental. "Claro que tienen derechos los extranjeros, pero si los utilizan para cortar una autopista y agredir a la policía cuando va a dispersarlos, entonces deben volver a su país", bramó Waigel el viernes por la noche en su intervención más aplaudida.

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A pesar del paisaje de fondo de amplios sectores de la población alemana que demuestran, por accion o por omisión, abiertos tintes racistas y xenófobos, los partidos neonazis no han logrado nunca entrar en el Bundestag (Parlamento federal) Pero, de hecho, buena parte del fascismo sociológico se encuentra representado en las filas de, la CDU del canciller Kohl y, en mayor medida, de la CSU de Baviera. Cara y cruz de la democracia alemana, los partidos de la derecha tradicional han conseguido integrar a los ultraderechistas, pero siempre a cambio de endurecer notablemente sus posiciones políticas. Ni una sola medida contra los ataques y las discriminaciones a los extranjeros, especialmente de los turcos, ha sido anunciada por Kohl o por Waigel durante la aburrida campaña electoral alemana.

Orgullo nacional, euforia por la reunificación del país en 1990, confianza en la recuperación económica y agitación del fantasma del anticomunismo han presidido los mítines de la coalición CDU_CSU a lo largo de todo el país. Aunque el candidato socialdemócrata del SPI), Rudolf Scharping, ha repetido una y otra vez que no aceptará el apoyo de los ex comunistas del PDS para gobernar, Waigel repitió de nuevo la cantinela de "si los bolcheviques tienen algo que decir tras las elecciones, significará el desastre económico y social para Alemania". La ovación de los 400 asistentes al acto electoral de Múnich estaba asegurada.

Los escándalos como el llamado caso amigo el enriquecimiento presuntamente ilegal de un empresario a la sombra del desaparecido líder bávaro Franz Josef Strauss- no han perjudicado lo más mínimo las expectativas electoralés de una CSU que siempre ofrece su colaboración a Kohl a cambio de varios Ministerios federales importantes y cuantiosas inversiones para Baviera.

Monarquía federada con el resto de Alemania hasta 1918, Baviera asistió después al ascenso del nacionalsocialismo de Adolfo Hitler y más tarde a un vertiginoso milagro económico tras la destrucción de la II Guerra Mundial, que convirtió este antiguo land agrícola en un emporio industrial y tecnológico. La transformaciones económicas han sido inmensas, pero bajo los pintorescos trajes regionales los bávaros de la CSU esconden sueños de la monarquía perdida y algaradas callejeras de los nazis en los años treinta contrá judíos y extranjeros.

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