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El rugido de coches y dragones despide las fiestas del Pilar

La plaza de Dalí sírvió como escenario infantil

Elsa Fernández-Santos

Las fiestas del distrito de Salamanca y del barrio Pilar terminaron ayer con celebraciones que se prolongaron durante todo el día. En los dos rincones de la ciudad amaneció soleado, pero, mientras a pocas manzanas de la plaza de Dalí (Salamanca) se escuchaban los gritos incóntrolados de los niños que se congregaron para jugar con payasos, zancudos y un dragón chino, en el parque de La Vaguada (barrio del Pilar) el rugido de los coches de radiocontrol y el polvo que levantaban eran los protagonistas.

En la plaza de Dalí los padres se dividieron en dos grupos: los que llevaban el pan y los que cargaban con una cámara de fotos. A las once de la mañana, media hora antes de comenzar la fiesta, la cola para acceder a la carpa donde estaban los payasos ya era considerable. Junto a ella, la gran torre Lego, que con sus más de veinte metros de altura provocó el llanto de más de un niño que quería tocarla. "Pero no te enfades, hombre, ¿no ves que nadie puede tocarlo?", le decía el padre intentado aplacarle.En la plaza también estaba instalado un puesto de Onda Mini que repartía carnés y pegantinas. Pero el gran alarido surgió cuando se abrió, a las 11.30, la carpa y empezaron a salir el grupo de 14 payasos, zancudos y malabaristas. Los globos y los caramelos volaban por los aires y un dragón chino empezó a corretear por la plaza cada vez con más niños dentro.

'Mucho cuidadito'

Detrás del dragón corrían los padres intentando no perder de vista a sus niños. "Ana y Rocío, mucho cuidadito y que yo no os pierda de vista", decía una mujer a dos niñas que, con falda y lazo en el pelo, se perdieron entre la sábana verde que formaba la cola del dragón.La fiesta de la plaza de Dalí, que se prolongó hasta las 19.30 y que también contó con representaciones de teatro, no tenía nada que ver con los pinchos morunos y los coches de radio control de la plaza de La Vaguada. "Todos los años, lo mismo", protestaba uno de los 70.000 vecinos del barrio del Pilar. "Es un rollo. El año pasado tuvimos paellas y guiñoles, pero este año no nos hemos molestado ni en preguntar. Ya veremos", añadió.

En la plaza, después del ruido de los coches y el polvo que levantaron, estaba prevista la llegada de la Banda Sinfónica Municipal, que interpretaría piezas de zarzuela. Y los niños también tendrían su momento a partir de la cinco de la tarde con talleres de pintura que, bajo los nombres Pinta tú propia camiseta, Hazte una máscara y Maquíllate, maquíllate, dieron pista libre a los pequeños y sus lápices de colores.

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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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