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El PS portugués se prepara para reconquistar el poder en 1995

Los socialistas portugueses quieren reconquistar el poder en 1995 mediante un "pacto de legislatura con la sociedad civil". Los "estados generales para una nueva mayoría" inaugurados ayer por el líder del PS, Antonio Guterres, y que se prolongarán hasta febrero, son el punto de arranque de una campaña destinada a hacer un inventario de los errores y fracasos de los diez años de gobierno socialdemócrata de Cavaco Silva y de atracción de descontentos. entre las filas del centro e izquierda.A un año de las próximas elecciones, todos los sondeos indican un triunfo socialista, pero también la falta de credibilidad de su actual dirección como alternativa de gobierno. Cavaco Silva es aún considerado por la mayoría de los portugueses como el mejor primer ministro, mientras que Guterres no consigue siquiera las preferencias de la totalidad de los electores de su propio partido.

Vencer "por mérito propio" o por "cansancio de la actual mayoría" es el dilema que se plantea al actual líder socialista si quiere consolidar su imagen de candidato a la presidencia del Gobierno.

Acusado de falta de agresividad y carisma por los más directos colaboradores del presidente de la República, Mario Soares -considerado, como el verdadero líder de la oposición-, Guterres espera de aquí a las elecciones demostrar que es la fuerza por la que apuestan los sectores más dinámicos de la sociedad para cambiar el estado actual de las cosas.Para conquistar la mayoría quiere ampliar su base social de apoyo al centro, junto con los empresarios, agricultores, profesionales y cuadros técnicos e intelectuales cuyo apoyo resultó decisivo para el triunfo de Cavaco Silva en 1983 y 1987, y también a la izquierda, entre los huérfanos del comunismo. Guterres confía también en el respaldo de las cadenas de televisión y radio privadas, muy críticas con el Gobierno, y que han contribuido a amplificar las protestas de los más diversos sectores de la llamada sociedad civil.

'Gobierno en la sombra'

Sin embargo, dentro del PS existen fuertes resistencias a esta apertura. Esta oposición está encabezada por importantes dirigentes históricos que temen ser sobrepasados por nuevas estrellas ajenas al aparato y a la izquierda tradicional. El Gobierno en la sombra -cuya composición Guterres se comprometió a anunciar durante los estados generales- puede ayudar a cristalizar el malestar existente entre la base socialista, que acusa a la actual dirección de despersonalizar el partido y de menospreciar a los militantes en su estrategia de pragmatismo. Este frente opositor considera necesario proceder a una "refundación" del partido para evitar que, como sucedió en los últimos comicios municipales y europeos, la pérdida de popularidad del partido de Cavaco Silva beneficie a la oposición más radical (los partidos Popular y Comunista).

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