_
_
_
_

El candidato guerrista en Sevilla se pasa a los renovadores dos horas antes de la votación

Lourdes Lucio

Los guerristas sevillanos se quedaron anoche compuestos y sin novio. Su candidato, Manuel Copete, presentado a bombo y platillo en agosto con las bendiciones de Alfonso, Guerra y Carlos San Juán, les dio plantón, se unió a la candidatura de la re novadora Carmen Hermosin, renegó del número dos del PSOE y abrió la espita de un proceso de desintegración del guerrismo sevillano. Copete no se anduvo con remilgos al hablar de su noviazgo con los guerristas: "Me he sentido maltratado por una especie de secta. Hay un alto mando, como un Vaticano de juristas, que me ha intentado imponer unas consignas, y, que yo sepa, el muro de Berlín y el KGB ya han caído". En la comparecencia en la que dio cuenta de su cambio de lista, el que hasta anoche era el hombre de Guerra en Sevilla concluyó: "Los guerristas son unos salvajes".

Más información
Serra pide a Ia minoría que acate la decisión mayoritaria

La candidatura de Hermosín triunfó, pasada la una de la madrugada, con el respaldo del 71,42% de los votos, mientras que los guerristas consiguieron el apoyo del 28,30% de los delegados. Horas antes, la candidata renovadora había visto aprobada su gestión con un 69,39%. Un 7,37% votó en contra y un 23,22% se abstuvo.El núcleo duro del guerrismo asistió perplejo a la mutación de su cabeza de lista y a la descomposición de su propio sector en el feudo natal de Alfonso Guerra, cada día más en minoría. El resultado de Sevilla, que siempre ha marcado el rumbo del socialismo andaluz, podría condicionar a otras agrupaciones provinciales andaluzas, donde los guerristas aún tienen un fuerte apoyo. No obstante, en Jaén y Córdoba, los congresos provinciales recientemente celebrados han mostrado el retroceso de este sector.

Los guerristas, de pronto, dejaron de presumir de ser de grupo compacto y hermético. Copete abrió anoche una importante fisura en el guerrismo y arrastró con él a un nutrido número de delegados, la mayoría de ellos con responsabilidades muncipales. Estos alcaldes y concejales se mostraban mucho más preocupados por su futuro político inmediato que por los detalles de la negociación con los renovadores.

Copete se soltó completamente el pelo cuando ya habían transcurrido 10 horas de congreso y dejó en evidencia a dirigentes que, como Francisco Moreno, esgrimían argumentos como el de las incompatibilidades para explicar su posición contraria a una lista única.

"La incompatibilidad y la duración de los mandatos son temas secundarios", dijo Copete, quien reclamó para sí la independencia que tuvo Guerra para negociar una candidatura de integración en el congreso federal. "Alfonso Guerra interpretó como equilibrio en el federal lo que él creyó. Aquí el candidato soy yo y el equilibrio lo interpreto yo. Yo no soy el enlace sindical de nadie; ya soy mayor".

Fuga de delegados

Estas declaraciones provocaron un terremoto. Moreno convocó a toda prisa un cónclave de compromisarios sin tener ninguna seguridad de hacia qué posiciones se decantarían. Una hora de reunión bastó para comprobar la desintegración de la candidatura y la fuga de delegados hacia la renovación.La reunión fue, según algunos de los asistentes, muy tensa: hubo gritos de "traidores" -éstos se escucharon desde fuera de la sala- y hasta un amago de pelea entre dos dirigentes. También se pudieron oír con nitidez frases como las siguientes: "Cuando el hermano de Alfonso Guerra robaba aquí, todos callados, y ahora quieren garantías democráticas", decían los seguidores de Copete.

Y los guerristas replicaban: "Ponemos a un líder y enseguida se le sube a la cabeza". Los guerristas, que, pese a todo, no perdieron el sentido del humor, bautizaron el proceso de abandono de su candidato con un título de película: "El fantasma de Fernández". Se referían así a otro candidato suyo, Manuel Fernández, que en el anterior congreso provincial, celebrado hace un año, también decidió pasarse a la lista de Hermosín.

Los guerristas, lejos de amedrentarse por la falta de candidato, decidieron en el mismo momento sacar del banquillo a un sustituto: el senador y ex delegado del Gobierno en Andalucía Alfonso Garrido. Un Moreno derrotado alcanzó a explicar: "Yo no doy bandazos, aunque sólo sea por sentido de la estética".

Igual actitud mantuvo la minoría encabeza por el dirigente Emilio Carrillo, promotor de un colectivo que apuesta por la regeneración, que vio aprobadas todas sus propuestas -excepto la relativa a las incompatibilidades de cargos y la limitación de mandatos- con el apoyo de Hermosín.

Copete, que admitió el viernes a este diario que Guerra le comunicó su oposición a un pacto, aseguró que recibió presiones de los compañeros que lo eligieron como candidato: "Ha habido presiones de algún grupo que se cree especial poseedor de cierta verdad que no me han explicado cuál es". Pese a la rápida transformación del candidato guerrista, éste mantuvo desde el principio que era mejor trabajar desde dentro del partido que mantenerse fuera, ya que, en realidad, las diferencias ideológicas son muy vagas.

Los reproches al número dos del PSOE, sin citarlo, fueron abundantes en la mayoría de las intervenciones de los renovadores. Hermosín afirmó que las unanimidades en el PSOE nunca fueron, reales "aunque no se hayan podido expresar".

El ex presidente andaluz José Rodríguez de la Borbolla, candidato a la presidencia provincial, apeló a la autonomía de la agrupación sevillana para arreglar sus problemas "en vez de revolverlos por ahí fuera", y el vicesecretario provincial, José Caballos, remató: "¿Es que vamos a tener que aceptar lecciones de democracia de aquéllos que hiceron famosa la frase de quien se mueva no sale en la foto?".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_