Y Watson le oyó
También en las tripas del rascacielos de Telefónica se puede seguir la historia del invento que ha revolucionado la dinámica del mundo.Alexander Grahani Bell, un médico inglés, descubrió la cantidad de sonidos distintos que era capaz de producir la vibración de una lámina metálica. El resultado fue una frase histórica y vulgar. Bell dijo, hablando a través de un hilo electrificado de cinco metros: "Señor Watson [su ayudante], haga el favor de venir. Le necesito". Y Watson le oyó, un día de febrero de 1876. Ello supuso las primeras palabras transmitidas por teléfono.
Pues estas y otras curiosidades se pueden descubrir en el museo de Telefónica, abierto todas las mañanas. Por ejemplo, que los primeros cables telefónicos formaban marañas de cables sobre los tejados, que los empleados de teléfonos eran una, especie de supermanes a lomos de una bicicleta, que cortesía era la palabra que más horas veían delante merced a una serie de cartelitos- las telefonistas...
Decenas de teléfonos antiguos acompañan el paseo, desde el primer aparato rural de España, cuyo micrófono era una tablilla, hasta modelos que se encuentran aún en alguna casa (de disco).
Dice Roberto Velázquez, el presidente de la Fundación Arte y Tecnología, que los telefónicos (los empleados de la compañía), colegios y enamorados de las telecomunicaciones son los visitantes más curiosos. Cables submarinos, la construcción del rascacielos de Telefónica a la americana, inmortalizada con el cinematógrafo y la sala de las telefonistas.
Una serie de maniquíes sorprende al entrar con el sonido ambiente que debió detener esta, central manual, instalada en los años cincuenta en la planta sexta del edificio madre, que estuvo en servicio hasta 1991.
Colección histórico-tecnológica de Telefónica. De martes a viernes de 10 a 14.
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