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Yeltsin da un plantón a Reynolds y pone como excusa que estaba dormido

Pilar Bonet

El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, con el rostro hinchado y aspecto de intoxicación etílica, declaró ayer a su llegada a Moscú, que se había dormido en el trayecto aéreo desde Estados Unidos hasta Irlanda y que los culpables de su plantón al primer ministro de este país, Albert Reynolds, fueron los guardaespaldas que no le despertaron.En sus insólitas declaraciones, Yeltsin desmintió, sin poder contener la risa, la versión según la cual una ligera indisposición y una alta presión arterial le impidió salir del avión, tal como había afirmado el viceprimer ministro Oleg Soskovets y, posteriormente, la agencia Itar-Tass. Soskovets hizo los honores a Reynolds, que esperó estoicamente 20 minutos al pie de la pasarela, tras abreviar una estancia en Nueva Zelanda especialmente para saludar al líder ruso.

Yeltsin dijo que se encontraba perfectamente pero que había dormido poco. Prometió "castigar" a sus guardaespaldas y exclamó: "Eso es lo que ha pasado, ¡Qué le vamos a hacer!". Las imágenes poco favorecedoras del presidente fueron mostradas tanto por el canal privado NTV como por la televisión estatal rusa, que se permitió incluso un comentario sarcástico.

Lo ocurrido aumentará probablemente la tensión entre los allegados de Yeltsin, siete de los cuales le pidieron por escrito que se moderara en el consumo de alcohol. Tras su comportamiento poco protocolario en Alemania, el líder no puede contar ya con la complicidad de algunos funcionarios que antes le protegían de la exposición pública cuando no estaba presentable.

Su afición a la bebida puede ser utilizada no sólo por la oposición, sino también por el mismo equipo dirigente para garantizar su supervivencia política. La Constitución de Rusia establece que en caso de "incapacidad persistente por razones de salud" las competencias del presidente pasan al jefe del Gobierno, quien tras asumir las funciones presidenciales, con algunas limitaciones, debe convocar elecciones en un plazo de tres mieses. En contraste con Yeltsin, Víctor Chernomirdin, el tecnócrata que dirige el Gobierno, goza de prestigio como gestor serio.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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