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Teletienda

Debemos ir acostumbrándonos. La teletienda ha entrado en nuestras vidas, y sería inútil resistirnos a su empuje. Ya lo hicimos con el sistema VHS, los discos compactos o los vídeos musicales (Bruce Springsteen los rechazó de plano allá por 1980, y se lo ha tenido que tragar), y con el tiempo hemos tenido que arriar velas. De igual forma caeríamos en otro error al pensar que la moda de la teletienda es pasajera o que se va a quedar en las actuales ofertas más o menos interesantes, como, por ejemplo y a saber: mil y una almohadas (la de doña Adelaida incluida) con insospechados beneficios derivados de su uso como el arreglar deteriorados matrimonios a punto de demolición por culpa de ronquidos sólo oídos anteriormente en películas de Tarzán; artilugios de cocina susceptibles de uso hasta para uno de esos hombres tan torpes que aparecían en los programas de Karlos Arguiñano y con los que hacer el plato más complejo se convierte en un juego de niños; el Mascotín, manopla que sirve no sólo para quitarle los molestos pelos a perros y demás animales de compañía, sino que por el mismo precio vale para darle un masaje al animal, que le viene de maravilla para su complicada circulación sanguínea; kit erótico (esto sólo se anuncia de madrugada) con vibrador incluido y del que no nos extenderemos en sus cualidades por razones obvias. Cuberterías por 8.000 -peseta arriba, peseta abajo- con las que dejar de una pieza a las visitas que piensan que estás más tieso que una vela. Así, hasta alrededor de tres horas mínimo por día y cadena de teletienda.Pero esto sólo es el comienzo. El próximo paso, la teletienda política. Imagínense. Elecciones municipales, lucha por la alcaldía madrileña. Antena 3, por poner un ejemplo. Episodio clave de Los vigilantes de la playa, en el que Mitch, antes el conductor del coche fantástico, está a punto de perecer ahogado por vigésimo cuarta vez en 22 capítulos y es salvado por una maciza con Wonderbra debajo del bañador. Llega la publicidad. Aparece Álvarez del Manzano en un set preparado a propósito en la Puerta de Alcalá. Logotipos del PP por todos los lados. Habla el alcalde: "Madrileños. Hasta ahora, hemos tenido la mejor oferta de todos los partidos para Madrid. Pero hemos pensado que ustedes se merecen mucho más. Por lo que nos ponemos de rebajas. Fíjense: si ustedes nos dan su voto, en contrapartida obtendrán [entra un vídeo] cuatro años más de lo de antes, un montón de inauguraciones, la cultura seguirá peor, pero es que no podemos atender a todo y tendremos unas fiestas de San Isidro con un pregonero estelar que cobre menos de un kilo [vuelve a salir el alcalde]. Pero esto no es todo [entra otro vídeo]. Sin recargo adicional, el Madrid ganará un par de ligas, Norma Duval será concejal, no se alcanzará el colapso circulatorio y los impuestos subirán, pero poco [el alcalde reaparece]. ¿Les parece suficiente? Pues no es todo [tercer vídeo]. Acabaremos con la delincuencia, y no habrá un Dioni madrileño;. acabaremos con la corrupción, o por lo menos intentaremos que sean de otro partido; acabaremos con las manifestaciones en Madrid [eso sólo cuando el Gobierno sea del PP] y, sobre todo, descubriremos que Induráin es madrileño [llega la despedida]. Para conseguir todo esto, vótenme. Lo pueden hacer llamando al teléfono xxx xx xx. También pueden utilizarse las tarjetas de crédito habituales y la de El Corte Inglés. Rechace imitaciones".

El, al parecer, casi seguro éxito de Manzano en las municipales animará definitivamente el cotarro y convencerá a los más escépticos de que, si se quiere ser algo en este mundo de finales de siglo, hay que aparecer en la teletienda. Ya no serán sólo políticos como Pujol asegurando que él y González sólo son buenos amigos, o Fraga con la nueva versión de "la calle es mía" transformada en "Galicia es mía". Encontraremos artistas de diverso pelaje pidiendo trabajo, presentadores de televisión demostrando que no se parecen a Julián Lago, toreros enamorado, ingenieros en paro, personajes de la jet set promocionando Marbella o Mallorca, deportistas, gigolos marcando abdominales, señoritas de compañía, abogados imbatibles, notarios. Esto sería el inicio del apocalipsis, modelos que juran ser tops, hijas de famosos que juran ser modelos, periodistas de pluma inquieta que saben todo y han estado en todo, Imperioso loando a su dueño, don Jesús, y Mendoza explicando sus sentimientos hacia Cataluña. Nos guste o no, es el futuro. O, por lo menos, eso me vendieron el otro día en un anuncio de teletienda.

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