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El 'caso Longuet' se convierte en un desastre político para Balladur

Enric González

El caso Longuet se agrava por momentos. Representantes de todos los partidos franceses y de los tres sindicatos judiciales protestaron ayer contra la demora en el procesamiento por corrupción del ministro de Industria, Gérard Longuet. El primer ministro, Edouard Balladur, no supo calcular el riesgo que asumía al proteger a Longuet. La campaña anticorrupción emprendida por Balladur ha perdido crédito, y sus aspiraciones presidenciales han sufrido mella. Todo, para nada, porque parece seguro que el ministro será finalmente procesado y deberá dimitir.No era un buen día, el de ayer, para mostrar condescendencia hacia la corrupción. Con el implacable juez Renaud van Ruymbeke interrogando durante más de 24 horas consecutivas al presidente de la Cogedim, una de las mayores constructoras francesas, sobre las donaciones ilegales a partidos políticos; con todas las portadas de prensa reflejando el rebrote de los negocios turbios; y dada la sensibilidad del público hacia estos escándalos, a Balladur le convenía distanciarse de Longuet. Dejarle caer. Hizo, sin embargo, lo contrario: darle un mes de plazo para reforzar su defensa e intentar eludir un procesamiento que el propio ministro de Justicia, Pierre Méhaignerie, otro de los dañados por el asunto, considera inevitable.

El gesto de Balladur fue mal acogido por todo el mundo. "Será un mes muy dificil, tanto para el ministro, como para el partido, como para el gobierno", dijo un diputado del Partido Republicano, el grupo conservador presidido por Longuet.

En efecto, el caso Longuet ha obligado a Balladur a actuar más como candidato a la presidencia que como primer ministro. A siete meses de las presidenciales (salvo fallecimiento de François Mitterrand), y aún muy lejos de enero, cuando el primer ministro pensaba poner en marcha su campaña, se ha encontrado con que se tambaleaba uno de sus principales valedores. Longuet es presidente del Partido Republicano y puede orientar ese grupo, el mayor de entre los integrados en la coalición giscardiana UDF, hacia Balladur o hacia Chirac.

Partidario hasta ahora del primer ministro, Longuet le planteó las cosas sin sutileza: permite mi procesamiento y mi cese y me paso al campo de Chirac. Y Balladur cedió, para mal de ambos. Longuet será muy probablemente procesado y, en esa situación, poco podrá influir en la campaña presidencial.

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