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La Xunta nombra a dedo a familiares de altos cargos y militantes del PP

La Xunta de Galicia ha nombrado en los últimos meses a centenares de cargos administrativos sin concurso previo, según han denunciado los sindicatos. Entre los funcionarios beneficiados por esta política figuran familiares de miembros del Gobierno autónomo y militantes del Partido Popular. Los nombramientos a dedo se producen incluso en puestos menores, como secretarias. El catálogo de personal de la Xunta otorga al Gobierno de Fraga un margen de discrecionalidad en la asignación de plazas muy superior al que existe en la Administración central.

El coronel Tom Jones, jefe de los 'marines', reconoce que sus hombres abrieron fuego primero

Tropas estadounidenses se enfrentan a tiros con policías incontrolados en Cabo Haitiano

Un Cédras pensativo se reunió de urgencia con el jefe de la operación militar, el general Hugh Shelton, al que pidió el relevo del coronel Jones y la formación de un tribunal marcial. El reconocimiento del coronel marine de que sus hombres abrieron fuego al ver una arma automática Uzi en manos de uno de los policías no ha gustado a los golpistas. El enfado de Cédras no fue seguido por el pueblo. En Cabo Haitiano, lugar de la matanza, hubo manifestaciones de júbilo ante la expeditiva actuación de los marines. Cientos de personas visitaron el ametrallado cuartel de policía. Para el día 30 están convocadas manifestaciones en todo el país en apoyo del presidente constitucional Jean-Bertrand Aristide. Éste ha convocado además al Parlamento haitiano para que estudie el miércoles la amnistía recogida en los acuerdos Cédras-Carter. A los graves acontecimientos del sábado hay que añadir la dispersión violenta de una pequeña manifestación -no más de un centenar de personas- ante el cuartel general de la policía de Puerto Príncipe. Varios coches de policía llegaron al lugar y, aprovechando que no había marines vigilando, cargaron brutalmente con porras y gases lacrimógenos. Dos personas, al menos, resultaron heridas. El secretario de Defensa de Estados Unidos, William Perry, llegado para una rápida visita de reconocimiento sobre el terreno, declaró que lamentaba lo ocurrido, y que "tienen que entender que no podemos estar en todas partes en la ciudad al mismo tiempo, aunque intentaremos patrullar todo lo que podamos". Horas antes, Perry se había felicitado por lo pacífica que estaba resultando la ocupación, una impresión que debió abandonar al producirse los hechos de Cabo Haitiano. Fue precisamente durante un patrullaje en esta ciudad norteña cuando se inició el tiroteo, en la noche del sábado. Ocurrió a la puerta del cuartel de la policía. Según el teniente coronel Steve Hartley, comandante del pelotón de la Echo Company, el enfrentamiento empezó cuando dicho pelotón se detuvo frente al cuartel de policía, dentro de su ronda nocturna. En ese momento, algunos hombres salieron del interior, originándose en primer lugar "un intercambio verbal". A continuación, los haitianos, de quienes se desconoce si eran policías o attachés -esbirros civiles armados, al servicio de los militares y la policía-, abrieron fuero. Esta primera versión fue después corregida. Asedio a la policía Tras el tiroteo, las tropas ocupantes montaron un asedio en toda regla al cuartel de policía, en cuyo transcurso, según la versión norteamericana, trataron de persuadir a los haitianos de dentro -al parecer, dos de ellos estaban heridos-, para que se entregaran. Para entonces, la oscuridad era absoluta y el coronel Hartley decidió postergar la toma del cuartel hasta el amanecer. "Ellos no van a salir, y yo no voy a entrar a por ellos", dijo Hartley. La toma se produjo en la mañana del domingo, que algunos marines invirtieron en limpiar la sangre que bañaba el exterior del edificio. Los haitianos que resultaron heridos, así como el joven marine que también sufrió una herida leve, fueron evacuados a la base de West Wasp, en donde recibieron atención médica. Cinco haitianos fueron detenidos. El viaje conjunto del general Hugh Shelton [jefe de las fuerzas estadounidenses] y el general Raoul Cédras [jefe del Ejército haitiano], aunque tranquiliza de a la población, no es suficiente para conjurar el miedo. No hay ninguna garantía de que incidentes como el de Cabo Haitiano no vuelvan a producirse, especialmente en las poblaciones del interior, en donde las tropas ocupantes no están tan asentadas. En este país, diferentes instituciones y personas hacen un uso arbitrario de la fuerza. Están las fuerzas regulares, los attachés, que son muy numerosos y disponen de armas y de capacidad operativa similares a las del Ejército, los zenglendos, que violan, roban y matan, y los jefes de sección, encargados de la seguridad en determinadas zonas, que, a su vez, tienen sus propios attachés encargados de distribuir el terror. De los zenglendos se dice que son los recaudadores de impuestos, porque al tener armas e impunidad, puede saquear, y comparten con sus jefes el botín, de tal manera que, siendo ellos los empleados, son los que pagan a sus superiores. Pese a todo, el domingo por la mañana los haitianos se vistieron de punta en blanco y abarrotaron las iglesias de los curas perseguidos, los curas martirizados que no han dejado de hablarles de libertad. Para el padre Gerard Jean Juste, de la parroquia de Saint Gerard, "al ver los barcos y helicópteros norteamericanos, se me ensanchó el corazón".

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