"Despacio, como las hormigas..."
En el juicio celebrado en la Casa de Campo, Manuel Charlín Gama utilizó su cerrado acento gallego y un deje de ironía para sortear las preguntas más comprometidas que le hacía el fiscal: "Empezamos como la mayoría de los gallegos, despacio, como las hormigas. Primero saliendo a la mar, luego trabajando el mejillón, luego puse el cocedero, la fábrica de conservas..."Como aún así no era suficiente para justificar su abultadísimo patrimonio, Manuel Charlín apeló a la generosidad de su suegro, un supuesto millonario argentino poseedor de hoteles, varios restaurantes y canteras de mármol que le habría prestado dinero para sus negocios.
Cuando el fiscal antidroga, Javier Zaragoza, le preguntó por las 20 fincas escrituradas a nombre de su mujer, el presunto capo se sorprendió: "No, que va... Aunque allí, 20 metros cuadrados ya es una finca, porque son minifundios..."
Según el fiscal, Charlín y Alfredo Cordero tenían encomendado introducir, ocultar y distribuir la droga en Galicia, mientras que los procesados Antonio Cebollero y el colombiano Alberto Vargas se encargaban de distribuirla en Madrid.
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