La revolución de los maduros

GRAHAM TURNER, Si aceptamos los viejos axiomas sobre la supuesta locura del portero, habría que felicitarse por un notable aumento de sanidad mental. Europa, sobre todo, atraviesa un período de relevo generacional tan espinoso que países de gran tradición en la fábrica de guardametas como Inglaterra, se ven obligados a rastrear el mercado internacional en sus intentos de rellenar la camiseta número uno.

La situación española se resume con poco esfuerzo. La Real Sociedad ha encontrado dificultades para cubrir con garantías su portería. Si flaquea el País Vasco, los delanteros de toda la geografía española -que también son pocos- pueden frotarse las manos. Zubizarreta, con casi 33 años y 92 partidos internacionales, sigue siendo cuestionado en algunos sectores. Su segundo en la selección, Cañizares, encuentra que Buyo, con sus 36 años, le impide entrar en la portería del Madrid. Lopetegui, el tercero, cumple con sus ilusiones al fichar por el Barcelona para luego descubrir que se le considera inferior a Busquets. El olímpico Toni fue relegado a segundo portero del Rayo, detrás del nigeriano Wilfred y sólo ahora tiene la oportunidad de demostrar su valía en Primera División, en el Español.

Pero el desconcierto no es monopolio español. El Mundial sirvió para subrayar que la búsqueda de manos limpias no resulta nada fácil ni siquiera en los países considerados como las minas del futuro. Camerún, por ejemplo, recurrió a Bell (39 años), N'Kono (38) y cuando finalmente salió el chaval Songo'o (30) fue para hacer las glorias de Salenko. El marroquí Azmi cantó lo suficiente para que le cortasen las cuerdas vocales para la última de las tres derrotas. Bolivia no encontró mejor que Trueco (37) y Argentina recurrió al ex portero del Logroñés Islas.

El cancerbero anfitrión fue en seguida expropiado por el fútbol americano con lo cual Meola ha quedado fuera del tiesto. Hasta el portero del campeón, Taffarel, ha sido declarado portero no grato por el modesto Reggiana.

Pero no es que los constantes vitales sean de mayor nivel en Europa. Preud'homme fue proclamado el mejor del Mundial y el Benfica, campeón de Portugal, se siente obligado a guardar sus redes con el belga a pesar de sus 35 años. Al búlgaro Mihailov, de 31 años, se le consideraba un buen portero para el Mulhouse de la Segunda División francesa. Ravelli. sigue siendo insustituible en Suecia a los 35 años. El alemán Illgner jamás convenció y ha acabado renunciando a la selección. Irlanda pagó el precio de no encontrar alternativa a Bonner, de 34 años. Grecia, para su debú mundialista, no encontró mejor que Minou, de 36 años. Hasta Italia, pese a los incondicionales de Pagliuca y Marchegiani, sufre para realizar sin ataques de hipo el relevo de Zenga, un veterano de 34 años.